URBANISMO

El antibanco más feo del mundo

El diseño del mobiliario urbano olvida a menudo el modelo inclusivo y participativo de las ciudades

Pensionistas sentados en un bancos de Barcelona.

Pensionistas sentados en un bancos de Barcelona.

JULI CAPELLA

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Los políticos municipales del barrio londinense de Camden, crearon en el año 2010 una comisión de reputados expertos para diseñar el banco perfecto. De los de sentarse. Dos años después lo presentaron a bombo y platillo. Era un burdo mazacote de hormigón. Pero glosaban así sus virtudes: inutilizable para dormir por los sintecho dada su geometría abrupta; inhábil para ser usado por ‘skaters’; fácil de trasportar, pues no se atornilla al suelo –pesa dos toneladas, a ver quién lo mueve–; fácil de limpiar al no tener rincones; protección antigrafiti y contra el enganche de pósters; ‘anticamellos’, pues no hay "grietas ni compartimentos" para esconder droga; antihurto, pues puedes dejar el bolso protegido debajo de tus piernas al no tener patas; antivandálico al ser de hormigón; antiterrorista pues bloquea un vehículo... El banco antitodo, vamos.

Resultó graciosa tanta parafernalia para su creación, involucrando a tanta gente competente, para que al final saliese un bodrio, además de muy feo, inútil. Pasó como con la prometedora navaja suiza multiusos, que al final no sirve bien bien para nada.

DISEÑO HOSTIL

En un alarde de hipocresía el ayuntamiento valoraba la buena aceptación por parte del vecindario, aunque no tuvo más remedio que admitir que "la estética del banco aún no ha sido validada... quizá haya la oportunidad para un enfoque más creativo y bello en el diseño final". Que nunca ha llegado, claro, y que sigue siendo infumable. Según la prensa, una "masa amorfa beligerante". Puede juzgar usted mismo pues corre por internet como paradigma de "diseño hostil".

El colmo del cinismo del ayuntamiento fue autopremiarse con el ‘Best European practice for inclusive design’. Han ‘bunkerizado’ el barrio, lo han estigmatizado, y además los ‘skaters’ acuden adrede a deteriorar esta barricada cual símbolo a batir. Si esto es diseño social inclusivo y participativo, sería mejor no urbanizar. Al menos una roca sirve prácticamente para lo mismo y siempre resulta hermosa. ¡Ay, con el diseño en comisión!