Pantallas

Antes y ahora

MIKEL LEJARZA

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Antes de la crisis, el televisor era cuadrado y la gente se reunía en bares y plazas para, juntos, contar cómo les iba la vida. Pues bien, ahora que las pantallas son rectangulares y están conectadas al mundo por internet, y en ellas se ven cientos de canales y de contenidos y no solo unas pocas ofertas, ha llegado el momento de temer incluso por el futuro de estos amables lugares en los que nos encontramos para no pasar la vida en soledad.

Hace unas semanas, Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, en la Conferencia de Desarrolladores que anualmente celebra su grupo presentó cifras formidables: 1,6 mil millones de usuarios en más de 90 idiomas. Messenger, su aplicación de mensajería, tiene 900 millones de usuarios activos y 'Whatsapp' (adquirida en el 2014) ya supera los mil millones. También dieron a conocer nuevas herramientas, bajo el lema "Compartir todo", que buscan crear un ecosistema que permita a sus usuarios la búsqueda de informaciones, el intercambio de fotos y vídeo, acceso a internet, inteligencia artificial y hasta realidad virtual.

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Ahora, las personas se encuentran, no en las calles, sino en la red. Google ha registrado una patente para una aplicación que se insertará directamente en las retinas del usuario, así que empecemos a imaginar personas que llevarán en sus cerebros las terminales que ahora están en los bolsillos; añádanle un poco de realidad virtual y ya tenemos una sociedad en la que las personas se relacionan y se encuentren sin necesidad de estar juntos en un mismo lugar.

La red es ya la gran plaza. No es el único cambio, pero sí el más relevante. Antes de la crisis, unos pocos canales se distribuían por ondas hertzianas y los tejados tenían antenas donde descansaban las aves y daban de comer (muy bien) a personas que tenían como profesión su cuidado e instalación: los antenistas. Ahora colocan cables que van por el interior de los edificios por los que transitan cientos de canales.

Antes de que esto ocurriera, en las sociedades democráticas la prensa y sus lectores influían sobre el futuro ganador de las elecciones y ahora son quienes vencen en las elecciones los que deciden el futuro de los medios escritos.

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Antes de la crisis, las radios en FM proliferaban y ahora los países nórdicos empiezan a cerrarlas y a usar el espacio radioeléctrico para trasmitir datos en alta velocidad. Entre ellos, emisoras que emiten solo por internet. Antes hablábamos de lo que nos contaban Gabilondo y Del Olmo, ahora de El Rubius. Antes, A-3 y Tele 5 eran canales estatales; ahora son Atresmedia y Mediaset, grupos audiovisuales multimedia y multinacionales.

Antes esperábamos a ver el comienzo de un programa, ahora lo vemos cuando queremos. Netflix era algo de enterados y ahora es el mayor operador mundial. Ir al cine, costumbre semanal, y ahora hablamos de series... Sí, ha habido un diluvio y con seguridad la cosa seguirá ya que solo el cambio permanece.

Hay riesgos, pero también oportunidades. A quienes las busquen, recordarles que el mayor logro de Noé al construir el arca que lo salvó fue que lo hizo antes del diluvio.