Andreas, necesitamos entenderte

SÍLVIA CÓPPULO

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Todo hace pensar que el copiloto Andreas Lubitz sufría algún tipo de trastorno mental. Primero, el hecho de que deliberadamente estrellara el avión de Germanwings en el que él mismo viajaba con otras 149 personas a las que no conocía. Que no entregara la baja laboral. Que le hubieran prescrito un tratamiento. Que hubiera tenido que suspender la formación en otro momento de su vida por problemas de salud. Que la novia le hubiera dejado. Un montón de detalles han hecho que todos nos preguntemos cómo ha podido pasar. Pedimos por el tipo de pruebas psíquicas que tienen que pasar los pilotos... y nos damos cuenta de que no todo está controlado y quizás no todo es evitable. 

Que hubiera sido un accidente era menos duro de asumir. La muerte nos sorprende siempre. Saber las causas nos ayuda a digerir la pérdida, una vez entendida la situación. Ahora nos esforzamos en entender la mente del copiloto Andreas, de 28 años, cuyo sueño era volar.

Cuando todavía no se puede confirmar, hablamos de depresión grave y de suicidio ampliado o de lo que denominan homicidio altruista... porque, ante la percepción de que la vida no se puede soportar, quien mata puede pensar que está haciendo un favor a los otros.

Andreas, necesitamos entenderte. Para que se puedan aplicar medidas que hagan más improbable que vuelva a suceder y, sobre todo, para que pueda volver la tristeza en lugar de la rabia. Quizás, de aquí a mucho tiempo, incluso habrá lugar para el perdón.