André Gomes, bajo sospecha

Gerard Piqué (derecha) felicita a André Gomes por su gol al Valencia.

Gerard Piqué (derecha) felicita a André Gomes por su gol al Valencia. / periodico

SÒNIA GELMÀ

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Tal como hemos visto últimamente, el Camp Nou es un escenario propicio para grandes gestas, y eso es lo que tiene ante sí André Gomes. Porque una hazaña es lo que necesitará para revertir la condena de un público escéptico que lo ha puesto bajo sospecha por un doble motivo.

El primero, el de su aparente apatía. La afición azulgrana está acostumbrada a la delicadeza de sus futbolistas. Por tradición, aprecia el toque, la precisión, la clase, la calidad, el virtuosismo e incluso -con moderación- las florituras. Pero precisamente porque esas cualidades abundan en sus futbolistas, el Camp Nou tiene debilidad hacia aquellos que dan una dosis extra de entrega. La afición ha reservado en los últimos años tantas ovaciones para un regate de Messi Ronaldinho como para una carrera de Puyol evitando un saque de banda o un esprint de Pedro yendo a presionar al portero.

Hay jugadores que transmiten ese esfuerzo de manera natural. Es el caso de Luis Suárez, por ejemplo. Hay otros que no destacan por ello, como Messi, pero que han acumulado suficiente crédito como para que no se les tenga en cuenta. Y finalmente, hay jugadores como André Gomes, para quien, mientras no tenga el crédito suficiente, lo que aparenta ser pesa tanto como lo que es.

El segundo motivo que juega en contra de André Gomes son sus condiciones futbolísticas, diferentes al tradicional gusto azulgrana: el famoso ADN. Su estilo quizás cuadre con la evolución que busca Luis Enrique, pero no encaja en el ideal de la afición, que busca en el portugués virtudes que no tiene. De eso le podría hablar Alexis, un delantero de una calidad indiscutible pero que por su juego acelerado no casó con una afición que incluso lo trató con mofa.

SEÑALADO DESDE PARÍS

París dejó a André Gomes señalado, no fue el único ni el más importante en naufragar pero sí el que menos crédito tenía. El castigo insistente de una parte del Camp Nou, que le silba desde entonces, resulta cruel y contraproducente, para la plantilla incluso intolerable, como dejó claro Piqué en zona mixta.

Darle la vuelta a la situación parece una empresa imposible. Cuando pensamos en ello, a menudo recurrimos al ejemplo de Koeman, pero lo cierto es que ya ha llovido desde entonces. Si André Gomes lo consigue, demostrará que ese ademán algo apático que le acompaña no es más que fachada bajo un jugador con carácter. Luis Enrique está convencido de que el portugués será muy importante en el futuro del Barça, pero el trabajo para conseguirlo será ya del entrenador que venga.