ANÁLISIS

La amenaza del mosquito

RAFAEL VILASANJUAN

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La idea de que las enfermedades pueden controlarse mientras se aíslen allá donde se producen sus peores consecuencias es una falacia. A diferencia de las personas, en el mundo global, las enfermedades pasan fronteras y saltan vallas sin necesidad de pasaporte ni papeles. Sus consecuencias afectan a todos. A algunos por la infección de manera directa, a todos los demás indirectamente por alarma que generan, por el desconcierto y la probabilidad de contagio. La epidemia de ébola en África solo fue un anuncio, el virus de zika ahora en Latinoamérica confirma que el mundo está mal preparado para hacer frente a epidemias globales.

Como en el ébola, la emergencia del virus zika ha cogido desprevenida a la comunidad internacional. Sin vacunas ni tratamientos posibles el virus se va expandiendo dejando de ser una enfermedad rara hasta convertirse en una epidemia de proporciones alarmantes. Con la crisis y los recortes en ciencia nadie tuvo en cuenta el riesgo que suponía el ébola hasta que los primeros casos llegados a Occidente empezaron a generar alarma. Con el zika la situación es aún peor. Los científicos dedicados a investigar este virus en el mundo son tan escasos que podríamos conocerlos con nombres y apellidos y como no hay recursos, la mayoría se dedican además a otras enfermedades transmisibles.

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Como la malaria o el dengue, el virus del zika lo transmite un mosquito, aunque a diferencia de estas otras, de momento el zika no mata. Sin embargo, las consecuencias en toda Latinoamérica y en particular en Brasil, donde se calcula que hay mas de un millón de personas infectadas, pueden ser desastrosas. La alarma sin duda ha saltado por las consecuencias en mujeres embarazadas que han dado a luz a bebés con microcefalia. De momento se aconseja a las mujeres embarazadas y a las parejas que deseen estarlo que no viajen a países endémicos. Pero la amenaza va mucho mas allá. Mientras la epidemia se expande con efectos aún desconocidos por toda la franja tropical del planeta, las consecuencias sobre la economía de algunos de esos países como consecuencia del gasto en salud, de las bajas laborales de los afectados y sobre todo de la caída de ingresos del turismo, que en el caso de Brasil con unos Juegos Olímpicos en el horizonte es una de sus principales fuentes de ingresos, son el anuncio de una nueva crisis.

Las epidemias siempre han puesto presión a la sociedad. Históricamente han sido capaces de cambiar el rumbo de la historia. Sin embargo, nunca como ahora se tenía tanto conocimiento para hacerles frente. El zika es una nueva oportunidad para entender que en nuestra sociedad los retos de salud son globales. La amenaza del mosquito no afecta solo a Latinoamérica, nos afecta a todos. El dilema al que se enfrentan los expertos que hoy reúne la Organización Mundial de la Salud en Ginebra es saber si a diferencia del ébola, somos capaces de dar respuesta a esta responsabilidad compartida o estamos condenados a repetir de nuevo el fracaso.