Análisis

La alternativa, el referéndum

La izquierda española tiene que asumir que hoy por hoy una consulta en Catalunya es la única ficha que permitiría desbloquear en clave progresista el tablero político español

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ROGER PALÀ

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Desde la noche electoral del 26-J, la mayoría de analistas y medios de comunicación españoles coinciden en un diagnóstico: viendo los resultados, todo conduce a un Gobierno de Mariano Rajoy con el apoyo de Ciudadanos y la abstención responsable del PSOE. Es en parte lógico que este sea el discurso dominante, porque fueron Rajoy y el PP los que salieron más reforzados de la reedición electoral de junio. Sin embargo, a la hora de formar Gobierno al final manda la aritmética. Y la presidencia de Rajoy con la complicidad del PSOE no es la única opción que, con los números en la mano, habría sobre la mesa. Desde el 26-J, como ya pasaba el 20-D, existe en España una mayoría alternativa al PP. Una mayoría que mira hacia la izquierda y que podría llevar a Pedro Sánchez y al PSOE a la presidencia del Gobierno. Esta alternativa pasa por Catalunya y se llama referéndum.

La calculadora lo dice claro: un acuerdo del PSOE, Unidos Podemos y sus confluencias que cuente con el apoyo de ERC y Convergència sumaría 173 diputados, cuatro más de los que suman PP y Ciudadanos y a tres de la mayoría absoluta. Si el PNV se sumara, esta hipotética alianza de las izquierdas con el soberanismo alcanzaría la mayoría absoluta. Pero solo con la abstención de los nacionalistas vascos sería suficiente para garantizar la investidura de Sánchez, porque el PP y C's suman 169 diputados. Aunque todo es posible, es poco probable que el PNV sumara su no a la derecha española para evitar un acuerdo de este tipo, más aún cuando puede necesitar el concurso del PSOE para gobernar Euskadi después del 25-S.

Sin complicación técnica

El acuerdo del PSOE y Unidos Podemos con los soberanistas catalanes no tendría mucha complicación técnica. Tampoco requeriría una extenuante negociación a partir de un listado de demandas plagado de contrapartidas económicas. Pasó el tiempo de Pujol, Duran Lleida y la CiU que llegaba a pactos de peix al cove con socialistas y populares. La política catalana actual gravita básicamente sobre el eje del proceso soberanista y sobre cómo se concreta la aspiración mayoritaria de la sociedad sobre el derecho a decidir. Por este motivo, ERC y Convergència darían sus votos a Pedro Sánchez básicamente a cambio de la celebración de un referéndum en Catalunya. El referéndum es la pieza que puede desbloquear no solo el tablero político catalán, sino también el español.

La realización de un referéndum en Catalunya puede parecer una medida imposible de asumir para el PSOE y para gran parte de la sociedad española. De hecho, los datos del CIS muestran una tendencia clara de la ciudadanía del Estado en favor de modelos cada vez más centralizados. Pero una cosa es estar a favor de un Estado centralizado, y otra distinta es oponerse a debatir e incluso votar cuál debe ser el modelo de Estado. Hay varias encuestas que avalan que la oposición a una hipotética consulta catalana entre los españoles no es tan monolítica como podría parecer. Según un sondeo de El Confidencial del pasado diciembre, un 40,7% de los ciudadanos se muestra a favor y un 50,4% estaría en contra. El apoyo entre quienes se consideran de izquierdas o de centro rondaría encima del 65% y entre los votantes del PSOE llegaría hasta el 40%. Otros sondeos realizados durante los últimos tiempos aportan resultados similares.

El tema ya no es tabú

El referéndum dejó de ser un tabú para la izquierda española que representa Unidos Podemos. Sin embargo, sigue siéndolo para el PSOE. Es lógico, si tenemos en cuenta la trayectoria cada vez más centralista, cuando no directamente españolista, de la formación encabezada por Pedro Sánchez. Pero si lo miramos con cierta perspectiva histórica, para el PSOE debería resultar asumible. Durante la Transición, el PSOE hizo un reconocimiento explícito al derecho a la autodeterminación de las nacionalidades de España. Pero no hay que ir tan lejos. El mismo PSC recogía hasta hace dos años en su programa electoral la idea del referéndum acordado con España. La propuesta cayó del programa el pasado 27-S, pero hasta entonces había sido uno de sus puntos estrella.

Sin embargo, parecería que los más destacados líderes e ideólogos del PSOE prefieren una abstención que permita la investidura de Rajoy antes que pactar con los soberanistas catalanes. Pero este pacto con la derecha debería ser percibido como una opción profundamente contranatural por los socialistas. Que el PSOE avale por activa o por pasiva el Gobierno de la derecha retrógrada del PP, cuando existe una alternativa a la izquierda, debería ser una fuente de enormes contradicciones. ¿De verdad el PSOE prefiere dejar gobernar a Rajoy y al PP cuando existe la opción de un ejecutivo liderado por Pedro Sánchez que mire hacia la izquierda? ¿Lo quieren así las bases del partido? ¿Alguien ha consultado a la militancia socialista sobre este tema?

Inviable con Ciudadanos

Es cierto que existe otra opción de gobierno para el PSOE al margen de una alianza con los soberanistas catalanes. Esta opción pasa por presionar a Unidos Podemos para articular un tripartito con Ciudadanos. La suma de estas tres fuerzas alcanzaría la mayoría absoluta. Pero esta fórmula presenta dos problemas. El primero, que Pedro Sánchez ya la intentó después del 20-D y fracasó ante la negativa rotunda de Unidos Podemos. Y el segundo, que para volver a intentarlo, Ciudadanos debería abandonar su recién estrenada alianza con el PP. El sapo de Albert Rivera es difícil de digerir para Unidos Podemos, en especial en Catalunya, importante granero de votos de Pablo Iglesias a partir de la alianza con Ada Colau. En un contexto de dura competición entre En Comú Podem y ERC, una alianza de podemistas y comunes con C's es gasolina para el independentismo catalán.

El 30 de agosto Rajoy se presentará a un debate de investidura del que previsiblemente saldrá derrotado. A partir de ahí comenzarán dos meses donde las presiones políticas irán en todas direcciones. Ante el abismo de unas terceras elecciones, tanto el PSOE como Unidos Podemos podrían verse forzados a tomar decisiones contranaturales. Y ni la abstención responsable ni el tripartito ciudadano son descartables en estos momentos. Pero cabe preguntarse si no sería más lógico para el PSOE explorar una alternativa a partir de una alianza con los soberanistas catalanes. La izquierda española tiene que asumirlo: hoy por hoy el referéndum es la única ficha que desbloquea el tablero político en clave progresista. Unidos Podemos parece tenerlo claro. El PSOE, por el contrario, emula ante los soberanistas catalanes el icono de Whatsapp del mono que no quiere ver, ni escuchar, ni hablar.

Si el PSOE quiere evitar las terceras elecciones sin inmolarse en una gran coalición, hay alternativa. Ya la había el 20-D del 2015, sigue existiendo el 26-J y muy probablemente seguirá existiendo después de unas hipotéticas terceras elecciones el 25-D del 2016. Esa alternativa se llama referéndum.