LA CLAVE

Algunas muertes buenas

IOSU DE LA TORRE

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El infarto que fulminó aJames Gandolfini,la lucha contra el cáncer hasta la derrota final deGeorge Harrisono el suicidio deRobert Enkepueden considerarse muertes buenas. Sí, porque salvan vidas. Efectivas como una campaña de los doctoresValentí Fuster yFerran Adriàpara fomentar la prevención frente a las enfermedades cardiovasculares.

La muerte de otros es un espejo, una señal de alarma. A la sacudida emocional sigue el miedo, un escudo protector. Para durar más es bueno desterrar malos hábitos, mejorar la calidad de vida, contar con apoyo médico, tener voluntad y suerte.

El jueves pasado, muchos gordos y gorditos se atragantaron al conocer que el corazón dejó de latirle al inmenso actor que siempre se recordará como Tony Soprano (113 kilos, 1,82 de altura). Cómo zampaba 'tagliatelle' y albóndigas, cómo se empachaba de bocatas de salami, queso y salsa tártara.Gandolfinitenía solo 51 años. ¿Seguiría vivo de haberse puesto a dieta? Al menos no hubiera cargado de munición grasienta el corazón, arma de matar.

En Alemania,Robert Enke rompió un tabú tremendo al quitarse la vida: los ídolos deportivos también padecen enfermedades mentales. La viuda del exportero del Barça desveló la severa depresión que derrotó a su marido. A pesar del auxilio psiquiátrico y el amor familiar,Enke, elegido mejor guardameta de su país en el 2005, siempre temió airear su sufrimiento. Aquel suicidio ayudó a que otros futbolistas contasen sus problemas y que socialmente se 'normalizara' la depresión como enfermedad, según recoge un certero reportaje deMichael Robinsonpara Canal Plus.

Cerrar los ojos, ver la vida

Sí, hay muertes y enfermedades buenas.Rock Hudson,Angelina Jolie, Luz Casal, Cristina Hoyos,Joan Manuel Serrat, Antonio Gala,inclusoLance Armstrong... abrieron los ojos de mucha gente. La versión moderna del refrán 'el muerto al hoyo y el vivo al bollo', pero atentos a la prevención si queremos ser longevos. "Cierro los ojos para ver la vida", escribió el pintorPaul Gauguin. Al abrirlos, contemplamos que la lucha por que sea cierta continúa hasta el último latido.