Alfombra roja para Xi Jinping
Ni una pluma vuela por libre en la Asamblea Nacional china en un momento crucial para el liderazgo
Georgina Higueras
Periodista
GEORGINA HIGUERAS
Como la alfombra roja que conduce al podio, la Asamblea Popular Nacional (APN, el Parlamento chino) tapiza estos días el camino de Xi Jinping al XIX Congreso del Partido Comunista Chino (PCCh) que se celebrará en otoño. En el Gran Palacio del Pueblo, donde se reúnen para la sesión anual los 3.000 diputados de la APN, ni una pluma vuela por libre en un momento crucial para el liderazgo. El primer ministro Li Keqiang, encargado de presentar en la mañana del domingo el informe de trabajo del Gobierno, echó mano del realismo más crudo: “El crecimiento será del 6,5% y, si es posible, más”. Con este ejercicio de modestia trataba de asegurarse de que nadie, durante el próximo cónclave del PCCh, eche en cara al secretario general promesas incumplidas.
Sobre el informe, al igual que sobre los diputados, planea condicionando hasta el más mínimo movimiento el XIX Congreso, del que saldrán las líneas definitivas que marcarán el paso de China hasta al menos 2022 y los dirigentes que acompañarán a Xi Jinping y Li Keqiang en su segunda etapa de poder. Li, por si alguien no tenía claro que son tiempos de unidad y no de individualismo, pidió de forma explícita a los presentes y con ellos a toda la ciudadanía, o al menos a los 88 millones de comunistas de carnet, que se unan “estrechamente en torno al Comité Central del partido, con Xi como núcleo, y trabajen con todo su ánimo para cumplir las metas de desarrollo”.
FASE DE CRISÁLIDA
En una de esas parábolas que tanto gustan a los chinos, el primer ministro indicó que la economía china se encuentra en un periodo de transición tan difícil como el de la mariposa para convertirse en crisálida. Pero se felicitó de que, pese a ello, la economía creció el año pasado el 6,7%, se crearon 13,14 millones de puestos de trabajo en las zonas urbanas, se aumentaron los ingresos disponibles per cápita el 6,3% y “se consiguió que cerca de 12,4 millones de personas abandonaran la condición de pobreza”.
Ni Li Keqiang, ni toda la prensa oficial, que desde hace unos días bombardea a la población con los logros de Xi Jinping, han mencionado que, pese a su compromiso de luchar contra las diferencias sociales para construir una sociedad más armónica, según la revista 'Hurun', encargada de medir la riqueza en China, la brecha se ha ensanchado en los cuatro años del actual liderazgo. Hurun señala que entre los 5.000 integrantes de la APN y de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (que también se reúne estos días y que forman unos 2.000 asesores, la mayoría miembros del partido) hay 209 personas que poseen una fortuna propia superior a los 2.000 millones de yuanes (272 millones de euros). Añade que la fortuna de los 100 más ricos ha crecido en estos años un 64% hasta situarse al final de 2016 en un total de 413.000 millones de euros.
OBJETIVO DIFÍCIL DE CUMPLIR
Con esas cifras es difícil asumir que China se encamina hacia una sociedad más igualitaria, aunque es cierto que la política económica ha logrado ampliar considerablemente la clase media, en la búsqueda de lo que Xi denomina “una sociedad modestamente acomodada” con la que identifica el renacimiento de la nación. Los diputados solo tienen que votar a favor.
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