LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA

Alegrías en el sector exterior

La balanza de pagos mejora y la batalla se centra en el déficit público, la competitividad y los tipos

El ministro espanol de Economia, Luis de Guindos, conversa con el comisario europeo de Asuntos Economicos, Pierre Moscovici.

El ministro espanol de Economia, Luis de Guindos, conversa con el comisario europeo de Asuntos Economicos, Pierre Moscovici. / periodico

ANTONIO ARGANDOÑA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No sé por qué me acordaba hace poco de los sustos que nos daba el sector exterior antes de la entrada en el euro. Un déficit creciente en la balanza de pagos significaba movimientos especulativos contra la peseta, depreciación a la vista, nerviosismo en los mercados… Todo esto cambió en 1999 porque ahora podemos pagar nuestras deudas en nuestra propia moneda, el euro, y el déficit exterior de la balanza de pagos de España ha dejado de ser un tema de preocupacióndéficit exterior, como no lo había sido antes del saldo de una comunidad autónoma con las demás.

Esto no significa que no hubiese problemas. El primero era que un déficit era síntoma de pérdida de competitividad, lo que dificultaba las exportaciones y favorecía las importaciones, o sea, reducía el producto interior bruto porque vendíamos menos y nos vendían más, al tiempo que subían los precios de nuestras compras al exterior. Y el segundo era que un déficit significaba que pagábamos más al exterior de lo que cobrábamos. Ahora pensemos qué le pasa a una familia cuando paga más de lo que cobra o recibe crédito o vende su patrimonio. Pues eso es lo que nos pasa cuando tenemos déficit con exterior: nuestra deuda aumenta.

Antes de la crisis del 2008 nuestra balanza de pagos tenía un fuerte saldo negativo; nuestras exportaciones eran muy inferiores a las importaciones, nuestros costes aumentaban más que los de nuestros competidores, y nuestra deuda exterior crecía sin parar. Esta era una de las manifestaciones de la burbuja: con exceso de optimismo, gastábamos más de lo que ganábamos o, lo que es lo mismo, nuestro ahorro era inferior a nuestra inversión. Pero no lo notábamos porque nos endeudábamos en nuestra propia moneda, sin miedo a devaluaciones o a crisis financieras.

SALDO POSITIVO

Pero la crisis llegó, y nos golpeó fuertemente. El efecto fue una caída del producto, del empleo y de la inversión en inmuebles, en equipo y en maquinaria. Desde principios del 2013, nuestro ahorro es superior a nuestra inversión, o sea, nuestra balanza por cuenta corriente tiene saldo positivo. En términos coloquiales, ya no estiramos el brazo más que la manga, sino que gastamos en el exterior menos de lo que producimos, y en lugar de aumentar nuestra deuda la estamos reduciendo.

Esto es consecuencia, en primer lugar, de la crisis: no nos ha quedado otro remedio que apretarnos el cinturón y moderar nuestro gasto. El segundo factor que ha contribuido a este cambio de signo en nuestro saldo exterior es lo que se ha llamado la devaluación interna: nuestros costes han bajado sustancialmente por la presión del paro y la moderación de los salarios. Esto ha sido doloroso para los españoles pero era algo necesario: cuando una familia no puede pagar sus deudas, tiene que reducir su gasto, o sea, su nivel de vida.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Ya no estiramos\u00a0","text":"el brazo m\u00e1s que la manga, sino que gastamos en el exterior menos de lo que producimos"}}

Junto a lo anterior, hay que tener en cuenta el cambio de actitud de muchas empresas, que se han lanzado a la exportaciónempresas con un interés que antes, cuando la demanda interna crecía con fuerza, no tenían. También ha contribuido el cambio en la estructura de nuestro comercio exterior: cada vez competimos menos en precio y más en calidad, servicio, innovación, etcétera. Otro factor ha sido la depreciación del euro, que nos ha favorecido, aumentando las exportaciones y reduciendo las importaciones con países de fuera de la zona euro. Y, finalmente, la caída de los tipos de interés, porque un componente importante de nuestros pagos al exterior es el pago de intereses por nuestras deudas pasadas.

OBJETIVO CONSEGUIDO

Lo bueno es, pues, que el saldo exterior ha mejorado, esta vez sin necesidad de devaluar la peseta. Ha sido costoso, pero se ha logrado, y se ha mantenido en el tiempo; no fue flor de un día sino que la tendencia positiva se ha mantenido durante la recuperación de la actividad. No hay que sacrificarlo todo a la balanza de pagos, pero tampoco hay que olvidar su importancia.  

Pero la batalla sigue en varios frentes. Uno es el déficit público: las administraciones públicas siguen gastando más de lo que ingresan. Esto fue bueno cuando estalló la crisis porque había que mantener la demanda interna. Pero ahora hace falta otro aire en la gestión de las cuentas públicas. Otro frente es el de la competitividad frente al exterior: si los salarios suben fuertemente, perderemos parte de nuestra ventaja. Y otro es el de los tipos de interés: nuestro endeudamiento exterior es alto, y cuando suban los tipos, que subirán, la factura de los intereses volverá a ser importante.