La rueda

Alcaldes ante el naufragio de Europa

Barcelona podría acoger el parlamento mundial de alcaldes tras la reacción solidaria

SAÜL GORDILLO

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El municipalismo y la izquierda están dando una lección política a los estados y las instituciones europeas ante la crisis humanitaria de los refugiados. La dignidad reside estos días en la incipiente reacción cívica y solidaria de los ayuntamientos que han ofrecido ciudades y municipios para acoger a las víctimas de la guerra y la crisis migratoria. La inacción que ha recorrido las jefaturas de los estados con la calculadora de las cuotas, fría y miserable moralmente, ha coincidido en el tiempo con una respuesta rápida y esperanzadora por parte de los consistorios surgidos de las últimas elecciones municipales. Cien días de balance del cambio político que se ha producido en los ayuntamientos españoles y catalanes que coincide con la fotografía icónica de Aylan Kurdi, el niño de Kobane de 3 años ahogado frente a las costas turcas huyendo de Siria.

Europa es un zombi, y los estados deambulan por la estructura comunitaria sin ambición ni capacidad transformadora. En cambio, el papel de las metrópolis es mayor. La red de ciudades refugio impulsada en Barcelona y todo el entramado de municipios catalanes certifica el liderazgo político de unos alcaldes valientes y el declive de unos jefes de gobierno tácticos.

La propuesta de Benjamin Barber, catedrático de la Universidad de Maryland y autor del libro Si los alcaldes gobernaran el mundo, tiene mucho sentido. El profesor propone un parlamento mundial de alcaldes y apuesta por la interdependencia de ciudades como fórmula para salvar la democracia. La Barcelona olímpica de Pasqual Maragall creó el districto 11 de Sarajevo y ayudó a los bosnios. Barcelona debería aspirar a ser sede de este posible parlamento global de alcaldes. Lo de acoger el Senado español sería ya una pantalla superada.