Balance del 2016

El álbum de todo lo perdido

Doce meses. Un infinito de posibilidades. Un año más de oportunidades perdidas

Inmigrantes y refugiados dominados por el pánico durante una operación de rescate dirigida por la oenegé maltesa Moas y la Cruz Roja italiana, frente a las costas de Libia, este jueves.

Inmigrantes y refugiados dominados por el pánico durante una operación de rescate dirigida por la oenegé maltesa Moas y la Cruz Roja italiana, frente a las costas de Libia, este jueves. / periodico

EMMA RIVEROLA

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Se va el 2016 con todo lo que pudo haber sido y no fue. Un devenir infinito de encrucijadas. Queda escrito lo que ocurrió, mientras se desvanecen en el olvido las oportunidades perdidas. En enero, las mujeres de la CUP denunciaron los ataques machistas, ¿somos capaces de imaginar un mundo que las hubiera escuchado? En febrero, Joaquín Benítez confesóJoaquín Benítez. Y la orden religiosa de los Maristas perdió la oportunidad de ponerse al lado de las víctimas. Optó por ocultar la realidad, por el silencio y el encubrimiento de los pederastas. En marzo, la UE acordó la expulsión masiva de refugiados a Turquía. Europa, prisionera de sus miedos, de su egoísmo y su incapacidad, prefirió traicionarse a sí misma. 

En abril, kilos de cal viva fueron arrojados en el Congreso de los Diputados y la posibilidad de un pacto de izquierdas, anhelo de tantos votantes, se descompuso para siempre. En mayo, las encuestas anunciaron el fracaso del 'brexit'. ¿Cuántos defensores de la permanencia de Reino Unido en la UE decidieron entonces que no era necesario su voto? En junio, estalló el 'Fernandezgate'. El escándalo, uno más del PP, podía haber quedado grabado en la memoria y en la conciencia. España podía haber elegido castigar al partido de la corrupción. En julio, Donald Trump venció las primarias republicanas. Lo que comenzó entonces aún no sabemos a dónde nos conducirá. 

En agosto, las oenegés rescataron a miles de personas en el Mediterráneo. Los gobiernos siguieron sordos a los gritos desesperados de las víctimas. En septiembre, en Catalunya, algunos prefirieron la sordera del sectarismo, quisieron boicotear el pregón de Barcelona y la ciudad se tornó un poco más mezquina, más miserable. En octubre, una gestora avergonzó a una parte de la izquierda. En noviembre, se amotinaron 70 internos en el CIE de Zona Franca. La prisión de la vergüenza sigue abierta. Y en diciembre, la vanidad avergonzó a otra parte de la izquierda...

Doce meses. Un infinito de posibilidades. Un año más de oportunidades perdidas.