¿Cerebro o corazón?

ALBERT ESPINOSA

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Artículo 496. No hay duda de que dentro de poco llegarán grandes cambios. Estoy viendo últimamente que en los periódicos hablan de que en los Juegos Olímpicos de Río el dopaje ya no es químico sino cerebral. Algunos atletas entrenan con unos cascos que les dan descargas eléctricas en el cerebro para que corran, comprendan y ejerciten mejor.

No hay duda de que el cerebro puede darte alas. También hace poco leí que están a punto de sacar a la venta unos cascos de música que no llevan auriculares sino que la música llega directamente al cerebro a través de las vibraciones que se producen en el exterior de la cabeza.

Creo que hay todo un camino que recorreremos durante este siglo en el que el potencial del cerebro y su modificación nos cambiará. Y es entonces cuando recordé una frase que leí una vez en un grafiti y que es perfecta para la ocasión. Resulta que... Casi os lo cuento después de lo mejor de la semana.

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Tercer puesto. Minsung Lee (Palau de la música). La energía de este joven pianista consiguió transmitirse y crear una alegría y una fuerza colectiva impresionante.

Segundo lugar. Anita Rachvelishvili (Festival de Peralada). Soberbia actuación que logró que toda la iglesia se impregnara de ternura con cada uno de los brutales temas que cantó.

Primera posición. Diana Krall (Festival de Peralada). Improvisación a improvisación logró crear un fantástico tejido de placer musical que conmocionó a todo la platea.

Y volviendo a la frase que resume todos estos avances. Un día leí en una pared: "El problema no es que usemos el diez por ciento de nuestro cerebro, sino que solo usamos el tres por ciento de nuestras emociones".

Y creo que ahí está el problema de tanto avance en el cerebro, no tengo duda de que las descargas y la música deberían ir dirigidas al corazón. Y es que el cerebro no riega el corazón sino que es el corazón el que riega al cerebro. ¡Feliz domingo!