Gente corriente

Albert Diez: «¿Qué legado dejaremos a nuestros hijos? ¿El iPhone5?»

Lleva 13 días en huelga de hambre. ¿Comprometería usted su salud para defender a un compañero de trabajo? Él y otras tres personas, sí.

«¿Qué legado dejaremos a nuestros hijos? ¿El iPhone5?»_MEDIA_2

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GEMMA TRAMULLAS

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Lleva 27 años en Telefónica y es uno de los cinco trabajadores de esta empresa que desde el pasado día 5 solo ingieren agua y suero como protesta por el despido de su compañero Marcos Andrés Armenteros, que también está en huelga de hambre.

-¿Cómo se encuentra?

-Siento una gran debilidad, se me van las cosas de la cabeza y he perdido ocho kilos. Hablo solo por mí, pero pensaba que tras 13 días sin comer estaría peor. A partir de ahora es cuando empieza el miedo.

-¿Por qué una medida tan extrema? ¡Ni siquiera es usted el despedido!

-Yo era de los que, cuando veía a alguien en huelga de hambre, pensaba: «Esto solo hay que hacerlo en un caso de vida o muerte».

-¿Y este lo es?

-No quiero que todo el mundo haga huelga de hambre por cualquier cosa. Si hemos llegado hasta aquí es porque es un caso desesperado. Estamos en una empresa con miles de millones de beneficios que ha echado a un compañero estando enfermo con baja médica. Tenemos dos juicios ganados y él sigue en la calle. Quieren meterle miedo a la gente y no vemos otra manera de luchar que no sea esta o empezar a quemar edificios, que no ha lugar.

-Lo suyo es un suicidio lento.

-Exactamente.

-Les dirán que lo hacen para llamar la atención, que no van en serio.

-Y que nos estamos metiendo unas paellas que no veas, ¿no? Personalmente, pienso que me cagaré de miedo antes de llegar a una situación crítica. Hoy puedo ser muy valiente, pero tengo una hija de 15 años y no voy a decirle al médico que me deje morir. Pero, eso sí, no pienso hacer trampa, por respeto a toda la gente que hace huelgas de hambre.

-¿Qué le dice su hija?

-«¿Otra vez, papá?». Desde los 18 años practico la desobediencia civil como forma de lucha: fui objetor, estuve en las acampadas del 0,7%, en el No a la Guerra, en el desalojo del cine Princesa, soy de la oenegé Entrepobles... Mi hija me ha visto llegar a casa con un mogollón de ostias en el cuerpo, la última vez en el desalojo de la plaza de Catalunya. Ella piensa que la empresa no nos hará caso.

-No es la única.

SEnDPor lo menos habremos defendido nuestra dignidad y los valores de la solidaridad y la amistad. Esta acción va más allá de Telefónica, no solo intenta que Marcos vuelva al trabajo

-que si lo hace dejamos la huelga-,

sino que quiere demostrar que se puede luchar; que si por un compañero hacemos esto, por lo que está pasando en la calle, poniendo cada uno un poquito, podemos hacer mucho. Si no luchamos, estamos perdidos.

-El 0,7%, el No a la Guerra... ¿Quién se acuerda? ¿No está defraudado?

-A veces me desespero. He estado colaborando en parar desahucios en L'Hospitalet y cuando veo que la gente pasa por delante sin pararse pienso: «¿Es que no te puedes parar ni 10 minutos y decir «estoy con este vecino porque mañana me puede tocar a mí»? ¿La gente no ve que nos están llevando a un callejón sin salida?

-Mientras no me toque a mí...

-¡Pero esto no puede ser! Esto significa perder todos los valores que nos traspasaron nuestros abuelos. De las luchas sindicales recibimos la jornada de 8 horas, las 40 horas semanales, las vacaciones; nuestros abuelos y nuestros padres han trabajado para que tengamos una escuela y una sanidad públicas, centros cívicos,casalsde jóvenes... ¿Y nosotros? Tengo 45 años, ¿qué legado les dejaremos a nuestros hijos? ¿El iPhone5? Esta cuestión me atormenta.

-Su madre debe de estar frita.

-«¿Por qué siempre tienes que meterte tú?», me dice. Mis padres viven en Bilbao y antes de empezar la huelga fui a verles. Mi padre dijo: «¿Estás seguro de lo que haces? Pues adelante». Mi madre intentó convencerme de que era peligroso. Para que no se preocupara le dije que, si hacía falta, me comería un bocadillo de jamón. ¿Qué le iba a decir a sus 80 años?

-Con todos los respetos hacia su madre, ¿usted cree que es tonta?

-No, ya lo sé... El otro día les llamé por Skype y al verles me puse a llorar. Mi madre me dijo que me había puesto una vela a San Antonio y que nos ayudaría. A ver si es verdad.