Perlas del papel

Y ahora lanzan a Orwell contra Catalunya

La derecha mediática tacha de totalitaria la defensa de la inmersión lingüística

Y ahora lanzan a Orwell contra Catalunya_MEDIA_1

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XAVIER CAMPRECIÓS

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Visto lo visto ayer en el quiosco, no atiné del todo anteayer. Erré al escribir zurziren vez de zurcir y en no dedicar más atención a la diatriba anticatalana de la derecha mediática madrileña (El Mundo, Abc, La Razóny La Gaceta) que subordinó y vinculó la Diada institucional y matinal (el soberanismo floral deMasy la reivindicación de la inmersión) a la posterior y provocadora quema de dos banderas españolas y fotos del Rey por dos encapuchados. Esos diarios, adalides del bilingüismo y la campaña contra la normalización del catalán que propala que perseguimos el castellano y a sus hablantes, se rasgaban ayer las vestiduras porque la Generalitat no reprimió los ultrajes a la bandera y al Rey.Pero no solo eso.Carlos Dávila(La Gaceta) escribía que Chacónestá en su derecho de «pensar bobadas» como la de que«la inmersión lingüística en Catalunya ha sido una bendición del cielo»y la de que«no pasa nada porque se quemen banderas y fotos del Rey», pero entonces debe dimitir«como ministra de Defensa del Gobierno de la Nación»,porque debe acatar la sentencia del TSJC y el Rey es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas.

YEl Mundo ponía la guinda al apropiarse del autor deHomenaje a Catalunya, George Orwell,y de su1984y su tesis sobre el neolenguaje de los totalitarismos para la causa del bilingüismo españolista a propósito del pasquínPer un país de tots, l'escola en català con el que empezó el curso en muchas escuelas. Ese eslogan, según el editorial -inspirado a su vez en un artículo deJuan Carlos Girauta-«ilustra (...) cómo las palabras sirven para ocultar o manipular la realidad hasta expresar lo contrario de lo que describen (...). El contrasentido no puede ser mayor ya que se defiende la exclusión con el argumento de la integración, lo que demuestra hasta dónde son capaces de llegar los nacionalistas a la hora de imponer su lengua». Y no se ven en el espejo.