Aguirre: ¿jaque a la dama o tablas?

Rajoy, con el juicio de 'Gürtel' llamando a su puerta, podría seguir el ejemplo de Cifuentes: hacer limpia y de paso librarse de su última antagonista en el PP

helicoptero rajoy aguirre

helicoptero rajoy aguirre / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Entre sollozos, Esperanza Aguirre se confiesa "conmocionadísima" por la detención de Ignacio GonzálezIgnacio González, recién imputado en la enésima trama de corrupción que enloda al PP. Hace un tiempo puntualizaba la expresidenta madrileña que solo dos entre centenares de colaboradores le habían salido "rana". Lo cierto es que hubo más, pero es la metamorfosis batracia de González, su vicepresidente y sucesor en la Comunidad de Madrid, la que confirma que bajo la égida de Aguirre el Gobierno y el partido adquirieron aspecto de cenagal. 

Con su habitual desparpajo, Aguirre lleva varios lustros saltando entre charcos de corrupción y fingiendo que no mancillan su inmaculada figura. Hasta jactarse, ahora ante el propio tribunal, de que contribuyó a desmontar "sin saberlo" la trama Gürtel, al frenar una oscura operación urbanística que, asegura, conoció al mismo tiempo que Mariano Rajoy. 

Políticamente, su presunción de inocencia palidece ante la solidez de las evidencias: están encarcelados González, su mano derecha en el Gobierno, y Francisco Granados, su mano izquierda en el partido; tiene imputados a varios exconsejeros por las tramas Púnica y Gürtel; y ella misma reconoce que, al destaparse esta última, no dejó de contratar los servicios de Francisco Correa.Francisco Correa. 

EL CORAJE DE CIFUENTES

Al dimitir como líder del PP, Aguirre dijo asumir su "responsabilidad política 'in eligendo' e 'in vigilando'": por promocionar a Granados y por no supervisar la financiación del partido. Conservó, eso sí, su único cargo público, la portavocía en el Ayuntamiento de Madrid, que en aplicación de su propia doctrina ahora debería resignar a fin de expiar sus responsabilidades políticas por el desfalco en el Canal de Isabel II. Descubierto, por cierto, gracias al coraje de la presidenta Cristina Cifuentes, al parecer la única dirigente popular en verdad dispuesta a hacer limpia del pasado.

Como Cifuentes, Rajoy tendría ahora la oportunidad de hacer jaque a la dama y librarse al fin de Aguirre, su última antagonista en el PP. Pero, con el juicio de 'Gürtel' llamando a su puerta, no es descartable que pacte, de nuevo, unas plácidas tablas.