La rueda

Aferrarse a lo que no funciona

LLUCIA RAMIS

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Durante unos días, sus fotos estuvieron en el cristal de la estación de FGC, junto a la terraza donde murió. En el suelo, flores y cirios. Tres bolígrafos Bic para que, quien quisiera, firmara la petición de Amnistía Internacional: «Revisión de los protocolos de actuación de los Mossos d'Esquadra y creación de un mecanismo independiente». Sobre una imagen de Felip Puig, estas declaraciones atribuidas al exconseller de Interior: «La gente debe tener más miedo al sistema y no ser tan osada». En otro cartel, alguien tachó: «Asesinado por los Mossos el 2/4/2014».

Aquí yacía el recuerdo de Alfonso Bayard, un hombre cuyo rostro resultaba familiar porque salía en televisión, muerto en la céntrica plaza de Molina tras ser reducido por molestar a los clientes de una cafetería. Era amigo de una compañera, participó en la película de unos conocidos. Es demasiado próximo. Ante la jueza, los seis agentes se excusaron con que ignoraban que tuviera brotes psicóticos. Actuaron como si el exaltado que anuncia el fin del mundo en una terraza fuera tan peligroso como un criminal armado y llevaron a cabo el método habitual.

El mismo día que lo hizo Bayard, otro hombre murió en Salou. Tres muertes en seis meses por el mismo motivo evidencian que algo va mal. Pero en vez de reconocer el error, se aferran a lo que no funciona. El caso de la calle de Aurora, grabado por los móviles de los vecinos, fue la demostración de lo que pueden hacer. El de la plaza de Molina, de a quién se lo pueden hacer, dónde y por qué.

No hace falta que cometas un delito. Basta con que estés descentrado, padezcas una crisis o tengas un mal día. Defender que la aplicación del protocolo fue impecable equivale a reconocer que lo seguirán aplicando y que, por lo tanto, el próximo que muera podría ser cualquiera. Tú también.