Dos miradas

Adiós, 'procés'

¿Es posible superar la propaganda mágica, las trampas y los impostores?

EMMA RIVEROLA

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Hola, independentismo. ¿Es posible? ¿Es posible que, tras habernos perdido en el laberinto y salir por la puerta falsa, llegue el momento de la política, de los argumentos, de la defensa racional y respetuosa de todas las propuestas? ¿Es posible superar la propaganda mágica, las trampas y los impostores?

El procés –emoción y propaganda a raudales– alcanzó su cénit del único modo posible: con la proclamación de una república que solo existe en el imaginario de quien quiere creer en ella. Pocas veces se ha cantado Els segadors en el Parlament con un ánimo tan circunspecto.

El PP encendió la mecha y nunca dejó de provocar. Los adalides del procés galoparon sobre la provocación y no fueron o no quisieron ser conscientes del escaso recorrido de su desboque. A su cabalgada se subieron millones de ciudadanos que creyeron que sus políticos eran honestos.

Al fin, elecciones en un par de meses. Convocadas por quien inició el incendio por puro tacticismo electoral. Nada tenía que haber ocurrido de este modo, pero por pura salud mental colectiva podemos asirnos a las oportunidades de esta nueva cita con las urnas. Devolver la racionalidad al discurso político. Abrir el foco a los retos que nos plantea la actualidad: empleo precario, desigualdad creciente o la pujanza de la ultraderecha. Y, también, recordar a aquellos que, desde todas las posiciones, se dejaron la piel por conseguir un acuerdo que no llegó.