Acogida, sí o sí

RAFAEL VILASANJUAN

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Si la misión de un concierto de denuncia es darle la vuelta a una situación injusta, el del pasado sábado por los refugiados en el Palau Sant Jordi fue todo un éxito. No, no ha sido la música, o no solo la música lo que ha abierto el debate, ni las miles de personas que acudieron a apoyar la protesta los que han provocado la furia. Lo que ha encendido la chispa es la reacción inaudita de quienes apelados a extremar su responsabilidad política se sienten ajenos.

Tal vez algunos sigan sorprendidos por el dedo acusador, pero en un país donde el discurso de la extrema derecha es afortunadamente marginal, solo la complacencia de quienes no se sienten responsables puede explicar porqué seguimos con la puerta cerrada a quienes buscan refugio. Cuando Jordi Évole se lanzó a cuestionar la voluntad política para intentar provocar algún cambio, algunos se quedaron perplejos, como si la música no fuera con ellos. Pero el desdén de nuestros representantes queriendo despachar responsabilidades no puede maquillar su fracaso ¿Catalunya o a Madrid? El dilema de las competencias da miedo, porque solo sirve para barrer hacia fuera mientras los refugiados siguen muriendo.

El error es creer que por falta de competencias los políticos deben limitarse a sensibilizar o gestionar lo que les llega ¿No sienten mas responsabilidad? Su función no es apoyar eslóganes sino tomar todas las medidas para cambiar una situación insoportable que afecta a millones de mujeres, niños y adultos a quienes les va la vida. Mas allá del autismo del Gobierno de España, hay muchas cosas que hacer aquí. De momento tenemos una buena noticia que reforzará la ayuda a los refugiados en otros países. Por fin este año aumentan sensiblemente los recursos de cooperación esquilmados en Catalunya por encima de la media española. Durante la crisis los recortes en esta partida han sido de más del 80%. Todo un síntoma del desdén hacia las preocupaciones ajenas.

PROVOCACIÓN Y APOYO SOCIAL

Pero hay más ¿Por qué no se cuestiona la falta de acogida aunque sea forzando la entrada? ¿O es que la imaginación se acaba en el “procès? Porque, frente a la provocación, con un marco internacional que protege a los refugiados, el apoyo social y la ley acabarían enfrentando al Gobierno español con su negligencia. Con voluntad o por la fuerza: refugiados sí o sí ¿No seria esa una victoria de los valores democráticos? 

Aprovechemos antes de que cese el ruido y se apaguen los focos para volver a poner en la agenda esa realidad criminal por la que estamos condenando a millones de personas. Ahora tenemos la oportunidad, la manifestación este sábado en Barcelona apela a confrontar a quienes niegan el asilo por falta de voluntad o imaginación política para hacerle frente. Se trata de pedir que nuestros representantes de aquí y de allá, frente a una difusa carencia de soluciones empiecen a encontrarlas y den un paso decisivo para entender que hay situaciones por las que vale la pena luchar, si hace falta incluso enfrentándose a quienes no quieren entender lo que pedimos: acogida sí o sí.