26-J: cuatro hombres sin relato

Mariano Rajoy saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en el acto oficial de la festividad del 2 de Mayo.

Mariano Rajoy saluda a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, en el acto oficial de la festividad del 2 de Mayo. / periodico

ALBERT SÁEZ

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Lo más viejo de la vieja política -Susana Díaz- se dejó ver el sábado en La Sexta Noche. Dijo la lideresa del socialismo andaluz que entre el 20-D y el 26-J no ha habido negligencia alguna salvo algunas excentricidades entre las que incluyó la autoexclusión de Rajoy, la autopromoción de Pablo Iglesias como vicepresidente del Gobierno, y la ocurrencia (sic) de Compromís de presentar al jefe del Estado una propuesta de pacto. Sin duda es mucho más 'normal' en el mundo de Díaz pasarse seis meses haciendo de Penélope destejiendo en comidas y cenas madrileñas lo que tejía el candidato de su partido, Pedro Sánchez. Para rematarlo, la presidenta andaluza exigió que en la próxima campaña electoral se hable de programas y no se pierda el tiempo (sic) hablando de los pactos. 

Nada más lejos de las necesidades de los electores. Resulta ciertamente chocante que cuatro fracasados repitan como cabezas de cartel cuando suman dos derrotas consecutivas: en las urnas y en los despachos. Ninguno consiguió mayoría para gobernar ni antes ni después. Y resulta aún más paradójico que ninguno de sus partidos los cuestione para repetir como candidatos. 

Y ahí les tienen, sin saber qué decirnos. ¿Volverá a vendernos Rajoy la moto de la senda de la recuperación con los varapalos que le han dado desde Europa en estos cuatro meses? ¿Se atreverá Sánchez a intentar convencernos de que Ciudadanos es casi tan de derechas como el PP? ¿Nos sabrá contar Rivera si tiene algún otro encargo político que no sea impedir que Podemos llegue a la Moncloa? ¿Será capaz Pablo Iglesias de aclararnos si es más antisistema que antisocialista?

No, no todos son iguales. Me atrevo a hacer un 'ranking' de responsabilidades en llevarnos hasta donde estamos, de mayor a menor: Rajoy por no dimitir y no dejar paso; Iglesias por buscar antes el 'sorpasso' al PSOE que el fracaso del PP; Sánchez por no imponerse a Susana Díaz y dar vueltas sobre sí mismo; y Rivera por concentrarse en los corruptos y olvidarse siempre de los corruptores. España es una democracia desde 1978 gracias a la paciencia de los españoles y a pesar de sus dirigentes.