El error de Pablo Iglesias

Al negar su apoyo a Sánchez, el líder de Podemos frustró la oportunidad de desalojar al PP. Ahora se queda sin 'sorpasso' y con Rajoy en la Moncloa

ENRIC HERNÀNDEZ

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El gran ganador del 26-J ha sido Mariano Rajoy; el gran perdedor, sin paliativos, Pablo Iglesias, que no rentabiliza su alianza con IU ni logra el ansiado 'sorpasso' al PSOEPSOE. El centroderecha sale reforzado de la repetición electoral; la izquierda, diezmada. El veredicto de las urnas pone en evidencia el error que cometió el líder de Podemos tras el 20-D, al escudarse en el pacto preventivo de Pedro Sánchez y Albert Rivera para rechazar el entendimiento entre las tres fuerzas que se decían dispuestas, pese a sus hondas diferencias, a desalojar al PP del poder.

Tras el 26-J, ese acuerdo a tres bandas todavía sería aritméticamente factible, pero políticamente se antoja imposible de transitar. Primero, porque el incontestable triunfo de Rajoy, que ningún sondeo acertó a detectar, mina la legitimidad de cualquier alianza tripartita que se forjase en su contra. Segundo, porque el retroceso del PSOE, aunque leve, y el más acentuado de Ciudadanos, los sitúan veinte diputados por debajo de los 137 diputados del PP. Y tercero, porque difícilmente Podemos podría relativizar ahora las supuestas discrepancias con Ciudadanos que hace tres meses juzgaba insoslayables.

Pese a que los votantes no hayan premiado sus esfuerzos por evitar la repetición de las elecciones, Sánchez tiene motivos para sentirse satisfecho. Quienes, dentro y fuera de su partido, le condenaron de antemano, dando por hecho el 'sorpasso' de Unidos Podemos, deberán reconocer que ha consolidado su siempre cuestionado liderazgo. Tanto en la izquierda como, en el frente interno, ante la presidenta andaluza, Susana Díaz, que tan pendiente como estaba de Podemos no ha sido capaz de evitar en su feudo el 'sorpasso'... a manos del PP.

Elecciones o gobernabilidad

Todas las miradas se depositan ahora en Rajoy y Sánchez. El primero debería aplacar la euforia y entender que, para seguir en la Moncloa, tendrá que ceder en sus postulados y afrontar los problemas que ha esquivado. Y el segundo deberá elegir entre forzar otras elecciones o garantizar la gobernabilidad a cambio de impulsar las reformas económicas e institucionales que el PP ha bloqueado.