Dos miradas

24/2015

El recurso conra la ley de emergencia habitacional, la antidesahucios, es el ejemplo más claro del cinismo y la mala fe política del PP

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Puedo entender que el Gobierno español recurra la declaración independentista del Parlament de Catalunya y la comisión de estudio del proceso constituyente. Puedo entender, también, que el Gobierno vaya contra la creación de la 'conselleria' de Afers Exteriors. Confieso que incluso me habría extrañado lo contrario. Ya me cuesta más entender el recurso contra la prohibición del 'fracking' o contra la ley de igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Es muy difícil tragar que el famoso decreto-ley de pobreza energética, que también ha visitado el Constitucional, atentara contra la unidad de España, pero el recurso más reciente, contra la ley 24/2015, la de emergencia habitacional, la antidesahucios, es el ejemplo más claro del cinismo y la mala fe política del PP.

La fuerza del imperio de la ley impone, según Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro, una respuesta estrictamente técnica. Para salvar la equiparación de derechos de los españoles. Para que todos sean más pobres y para que estén más indefensos, en lugar de pensar que podría ser que la ley catalana -en defensa del derecho a la vivienda y de la dignidad de las personas contra los abusos- aplicada (es un decir) en toda España fuera simplemente beneficiosa para mucha gente en situación de precariedad. Antes el funcionario estricto, y, en última instancia, ideológico (esta es la trampa: hacer ver que la decisión es obligación), que no el gestor preocupado por el bienestar de los ciudadanos.