Opinión | Editorial

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De nuevo, la sexta hora

La sexta hora de clase en educación primaria fue implantada por el tripartito en el 2006 y se está convirtiendo en los primeros meses del Govern de Artur Mas en uno de los caballos de batalla más significativos y simbólicos de laconselleraRigau. La oposición parlamentaria, después del anuncio de la supresión de esta sexta hora, se alió para pedir explicaciones con una moción al Govern para que la mantuviera el curso que viene. El informe encargado por laconselleraes la respuesta gubernamental, que pretende ser contundente y definitiva. Se basa en dos pilares que vienen a reforzar los argumentos didácticos y económicos que ya arguyó Rigau en su momento. La implantación de la sexta hora, que pretendía una mayor equiparación de esfuerzos educativos entre colegios públicos y privados o concertados, es demasiado cara, según laconsellera, para lo poco eficaz que ha demostrado ser.

Pero las cifras no son dogmas de fe. Puede aducirse que los porcentajes de superación de los mínimos escolares exigibles han aumentado, que han mejorado las pruebas de nivel en primaria, y que es relativamente corto el periodo que se analiza. Desde la racionalidad pedagógica, ¿puede sostenerse que una hora más de estudio es peor para el alumno que una hora menos? La justificación del control presupuestario esconde una opinable valoración, con visos ideológicos, que tendría que convertirse (y no solo el valor en euros) en el centro del debate.