Menos urgencias

Los servicios de urgencias de los principales hospitales de Catalunya han detectado una caída de las visitas del 10% estas últimas semanas en relación con principios de año. Los médicos creen que el fenómeno puede responder a la percepción generalizada de que la sanidad pública tiene problemas y está en crisis. Los ciudadanos, afirman, han entendido sin necesidad de grandes y contundentes campañas que es mejor no abusar de un bien colectivo que conviene preservar frente a la amenaza de las restricciones presupuestarias.

Con motivo de la huelga general convocada en septiembre pasado contra la reforma laboral, algunos centros hospitalarios vivieron algo parecido. Se habían esforzado en mantener en urgencias unos servicios mínimos amplios que estuvieron casi toda la jornada mano sobre mano. Los usuarios, temiendo encontrarse con dificultades debido a la protesta, optaron por no acudir. Y es que, como demuestran las estadísticas, cuando llueve, cuando juega el Barça o es, por ejemplo, Navidad, hay menos pacientes.

Estos datos llevan a la conclusión de que cierta demanda sanitaria tiene elasticidad, y que en consecuencia se puede modular. No es que sea posible evitar que un ciudadano caiga enfermo, pero permite suponer que un discurso serio sobre el confort y la calidad de vida que proporciona la sanidad pública puede convencer a la población para que administre razonablemente su utilización. Es un principio que debería tenerse en cuenta a la hora de planificar los recortes que en esta materia prepara el Govern.