Gente corriente

Paula Vip: "A los clientes no les permito que hablen mal de sus esposas"

'Escort'. Meticulosa contable de día y solicitada prostituta de lujo de noche. Una doble vida sin fisuras.

Paula Vip

Paula Vip

NÚRIA NAVARRO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Asegura uno de sus leales clientes que Paula Vip ennoblece lo que algunos puedan llamar vicios. Elegante, ilustrada y con un desarmante sentido del humor, ejerce de contable por las mañanas y, desde hace cinco años, trabaja en la prostitución de lujo el resto del día. Un doblete elegido y meditado (ElBlogdePaula.com).

-Mi marido montó una empresa que yo avalé con mi nómina. No le fue bien, hipotequé mi piso, se acumulaban las deudas...

-Una situación de apuro económico.

-Un mediodía oí en el telediario que las putas ganaban 200 euros diarios. ¡Con ese dinero pagaba el colegio de mi hijo! Mientras recogía los platos, me pregunté: «¿Yo podría hacerlo?».

-Y se respondió que sí.

-Me gusta el sexo y necesitaba el dinero. ¿Cuál era el problema? Aquella tarde, en la oficina, empecé a mirar los anuncios de prostitución en los tabloides. Tardé una semana en organizarme, en hacerme las fotos y en saber cómo quería publicitarme: Sexo inteligente y morboso.Sería puta, sí, pero haría algo más que abrirme de piernas a desconocidos.

-La primera vez debió de ser fuerte.

-¡Al primer cliente casi le pago yo! Moreno, melena recogida, ojos verdes, casado, con hijos, autónomo.

-Esa no debe de ser la tónica.

-No me he ido nunca a la cama con nadie si yo no he querido. En cinco años solo he dicho que no dos veces. Me pareció lo más honesto.

-Es usted una mujer preparada. Podría hacer otra cosa.

-¿Por qué? ¡Si es genial! Cobro 300 euros la primera hora; 200, la segunda y 100 por la hora de compañía. Solo atiendo a un cliente por día y he conocido a gente extraordinaria.

-Uno diría que es el último recurso.

-¿Y no es último recurso trabajar en la limpieza? Yo como último recurso querría ser Belén Esteban, que cobra 30.000 euros por programa.

-El cuerpo es un templo, dicen.

-¿Qué entiende por templo? Yo hago gimnasia, como sano, estoy más controlada médicamente que nunca. El sexo es placer, es juego, te mantiene viva. Es algo limpio, no sucio. Naturalmente, te tiene que gustar. Una puta a la que no le guste el sexo es como una anoréxica metida a crítica gastronómica. Además, la gente cree que los hombres que buscan sexo de pago se sienten con derecho a algo, que es una relación de dominación, pero la realidad es otra.

-¿Qué realidad es esa?

-Buscan el reposo del guerrero.

-¿Reposo del guerrero?

-Un 80% de ellos tienen mucha necesidad de ser escuchados, de sentirse a gusto, de reír y recibir algún mimo. Las mujeres nos juntamos una tarde con las amigas, pasamos el mundo por la piedra y volvemos a casa nuevas. Ellos no se comunican. A menudo, de las tres horas contratadas, el sexo ocupa 15 minutos. Querrían llegar a casa y sentirse los reyes, y se encuentran con mujeres que han bregado con los niños, la profesión y la intendencia y no están para nada. Ellos saben que delante de mí no se habla mal de una esposa.

-Ellas no pagan ni por 15 minutos de sexo.

-¡Yo tengo cuatro clientas fijas! Y le diré que aprecian la compañía pero nunca perdonan el sexo. El sexo entre mujeres es muy divertido. Les llevamos un mundo de ventaja.

-¿Nunca se ha sentido vejada?

-Una vez me agredieron. En ningún momento pensé que saldría viva de aquella habitación. No me dejó un palmo del cuerpo sin morados, estuvo a punto de ahogarme en la piscina privada de la suite. Un psicópata.

-¿Lo ve? Él se sintió con derechos.

-No te agrede un putero, sino un miembro de la sociedad que seguramente pega a cualquier mujer. Hay que eliminar prejuicios.

-¿Qué otros prejuicios eliminamos?

-La idea de que las putas son malas madres, arrastradas y yonquis y que los puteros son degenerados, sucios, locos. Somos unas trabajadoras, con un horario y una vida privada. ¡Nadie nos ha atacado más que las abolicionistas! Todo lo que huele a sexo les parece malo. Según ellas, estamos alienadas. Deben sentarse con las profesionales y no con no sé qué antropólogo que ha hecho no sé qué estudio. ¿Por qué no van a repartir condones por los polígonos y enseñan a las putas a decirnocuando un cliente les dice que se la meten sin preservativo?

-Oiga, ¿su familia sabe de su oficio?

-Esta Navidad salí del armario. Senté a mis hermanos y se lo conté. Y ellos me respondieron:«¡Quins collons que tens!».No hubo juicio moral y recibí de mis cuñadas los abrazos más tiernos que he recibido nunca.