Opinión | EDITORIAL

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La lengua y las luchas partidistas

La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

En medio del proceso de investidura de Artur Mas, ayer se conocieron tres sentencias del Tribunal Supremo sobre el uso del catalán en la enseñanza, que se refieren a sendos recursos presentados por tres familias catalanas en el 2006. Aunque ayer ya hubo, y habrá más, interpretaciones para todos los gustos, a veces sorprendentemente coincidentes, parece que se puede deducir de las sentencias que el Supremo reconoce el derecho de que el castellano «se utilice como lengua vehicular» durante la enseñanza obligatoria en Catalunya, de los 6 a los 16 años, pero traslada a la Generalitat la responsabilidad de fijar el porcentaje de catalán y castellano en la escuela. El Supremo admite que el catalán puede tener un plus a favor si el Govern estima que la normalización lingüística no está aún conseguida, pero precisa que esta ventaja debe ser «transitoria».

¿Significa esto que a la larga debe acabar la inmersión lingüística? Los dos principales partidos catalanes, el PSC, que gobierna ahora la educación, y CiU, que lo hará dentro de pocos días, entienden que no y se comprometen a mantener el modelo. El conseller Maragall declaró ayer que las situaciones particulares denunciadas han sido «superadas en la práctica» y que «el catalán es, sigue y seguirá siendo la lengua vehicular empleada normalmente en los colegios de Catalunya». Por su parte, Oriol Pujol, portavoz de CiU, recordó que el Supremo no tiene potestad para anular normas de rango autonómico como la de la inmersión. Es una situación parecida a la de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, que algunos interpretaron que acababa con la inmersión y otros que la avalaba.

Lo que está claro es que estas sentencias pueden abrir una guerra lingüística. Este diario ha defendido siempre la inmersión lingüística, cuyo combate solo se entiende por razones políticas, aunque a veces se presente como defensa de derechos individuales. Eso nos autoriza a pedir a los partidos catalanes que no sean ellos los que participen en esa guerra lingüística. ¿Qué sentido tiene que la SI de Laporta coincida con Ciutadans al interpretar las sentencias? ¿O que ERC culpe a CiU y al PSC? La lengua es demasiado importante como para utilizarla como bandera partidista.