EL DIVÁN SOCIALISTA (5)

Del diván a la calle

El PSC debe adoptar una nueva cultura política que le permita comprender, representar y liderar el país

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LAIA BONET

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El título de la serie ya es muy revelador: El diván socialista. Así es como este diario, con habilidad periodística y precisión clínica, encuadra los artículos sobre el momento que vive el PSC. No hay duda, y de ahí el acierto del título, de que, tras el tipo de derrota electoral que hemos sufrido, muchos socialistas creemos que la reflexión coyuntural debe dar paso a una de mayor calado, más estratégica. Las preguntas, entonces, girarían -como en el psicoanálisis- hacia cuestiones más existenciales: ¿quiénes somos?, ¿qué queremos?, ¿cómo nos ven?, ¿hacia dónde vamos?

El sentimiento de culpa, el desconcierto y el desánimo, sumados a los grandes desafíos sociales y a la incapacidad de responder con éxito a los retos que nos plantea la Catalunya del 2010, pueden llevarnos a la melancolía. También a la confusión. Pero lo peor sería que acabáramos sumidos en un debate estéril por superficial, por nominalista, por personalista. Atrapado por las coordenadas del pasado, en lugar de un debate que nos permita explorar caminos de futuro. Si perdemos la oportunidad de afrontar con rigor y coraje el desafío que el próximo congreso nos plantea, vamos a perder un tiempo decisivo. No hay nada peor que un falso debate.

El proceso abierto por José Montilla, con su ejemplaridad y autenticidad, hace inevitable el debate, aunque seguramente no lo garantiza. Al menos, de la manera en la que creo que debemos hacerlo. Tenemos una crisis de liderazgo, sí; pero también de proyecto. A lo que hay que sumar graves problemas de lenguaje político, organización y estilo relacional. Ninguno de ellos se resuelve fácilmente con un recambio de personas. No se trata de simples relevos de poder. Se trata de una nueva cultura política que nos permita identificarnos con el país, comprenderlo, representarlo y estar en condiciones de liderarlo cuando los ciudadanos decidan. Aquí van mis ideas, las que he compartido en las últimas semanas con personas diversas. ¿Qué PSC queremos?

1. Amable. Acogedor y atento. Un PSC que escuche y sea humilde. Nuestro estilo debe hablar por sí mismo. Las formas son fondo. Y un reflejo auténtico y creíble de nuestra propuesta. Por ahí hemos perdido sensibilidades y conexión con la ciudadanía. Un PSC feminizado en personas y actitudes.

2. Digital. Profundamente abierto a la comunicación digital. Organización, comunicación y creación de valor en red. Los temas de la sociedad digital, la nueva sociedad, como gran fortaleza política.

3. Moderno. De la modernidad, de la cultura, del conocimiento. Cercano a los creadores de nuevos lenguajes. Un PSC que combata el conservadurismo mental, cultural, estético... y político. No podemos gobernar Catalunya si no representamos la modernidad. No hay progreso sin justicia, pero tampoco sin modernidad. Y nos hemos quedado anticuados... mentalmente.

4. Joven. Han envejecido los militantes, los votantes y los simpatizantes y necesitamos conectar con toda la sociedad. Hacen falta jóvenes y temas jóvenes. La renovación no es solo juventud... pero para estar en la oposición cuatro o quizá ocho años y reconstruir una alternativa necesitamos continuidad, perseverancia y resistencia.

5. Abierto. Es necesario ensayar nuevas fórmulas de acción y colaboración políticas. Debemos buscar causas o puntos de encuentro, más que casas e ideologías. Un PSC abierto a los sectores dinámicos de la sociedad y a nuevos temas que afectan a la vida de la gente: obesidad, soledad, miedo, salud mental... Un PSC híbrido, transversal y plural.

6. De izquierdas. Un país de izquierdas, sí, y un partido capaz de entenderlas a todas. Y trabajar con todas. Precisamos un polo progresista en Catalunya. Y participar, a fondo, de la reflexión de los grandes temas de la socialdemocracia y de los temas nuevos de la política emergente que se encuentra en los márgenes de los partidos y los sindicatos.

7. Catalanista. En el marco de una España federal. Pero ahora más que nunca hacen falta gestos de refuerzo del federalismo. De otro modo, el discurso del federalismo nos deja huérfanos. Bilateralidad real y multilateralidad en las relaciones políticas e institucionales. Somos una nación y somos otro partido. Empecemos a construir coherentemente.

8. Global. Que hable de lo que pasa y de lo que importa en el mundo: Wikileaks o Cancún. Ningún tema importante debe sernos ajeno. Europa en el corazón, pero en la cabeza, el mundo global. Y los pies en el suelo y clavados en los problemas de la gente.

9. Social. De las nuevas fracturas sociales. Un PSC de defensa de los derechos de los más vulnerables. Un PSC que hace del combate contra la discriminación, la pobreza y la marginación su sentido más íntimo. Trabajadores y capas populares, sí; pero, sobre todo, gente sin futuro, horizonte y oportunidades.

10. Innovador. La nueva economía. Del talento, de los emprendedores. Un PSC que hará una alianza por la gobernabilidad democrática, social y sostenible con los empresarios, los emprendedores y los creativos más lúcidos. Un PSC que impulsa la responsabilidad social corporativa y la ética en el mundo de los negocios más que un país business friendly.