Gente corriente

Ingrid Ramon: "Adiestré al perro de la cantante de Pretenders"

Psicóloga canina. Se formó en Londres y por sus manos han pasado más de 2.000 canes. Ni el más díscolo se le resiste.

Ingrid Ramon

Ingrid Ramon

NÚRIA NAVARRO

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Es capaz de hacer que los perros hablen latín. Ingrid Ramon (Barcelona, 1975) aprendió adiestramiento en Londres junto a los mejores y hoy, entre otras cosas, educa a perros de particulares y trabaja para el departamento de Etología de la UAB.

-Es usted la mujer que susurra a los perros.

-Soy psicóloga de perros. Una especialista en comunicación canina.

-¿Los perros tienen vocabulario?

-Se comunican con el lenguaje corporal, que es el que leen en ti continuamente. De modo que cuando destrozan algo no sienten culpa, sino que saben que tú estás enfadado y hacen señales de apaciguamiento, que la gente confunde con sumisión.

-Pues podrían sentirse un poco culpables.

-Los perros se estresan muchísimo. Al morder y destrozar, segregan hormonas que les relajan.

-¡Alto! Si no tiende al perro en el diván, ¿qué hace con él?

-Voy a la casa y observo su comportamiento.

-La Supernanny canina.

-En cierto modo, los perros se comportan como los niños. El 98% de mi labor es trabajar con los propietarios. Inconscientemente, suelen ser los responsables de la mala conducta de sus perros. Pero tengo otras especialidades, ¿eh?

-Cuente, cuente.

-He entrenado a perros de schutz-

hund -una modalidad deportiva alemana-, pero también de asistencia, de terapia y de detección.

-¿Detección de drogas?

-De todo lo que el perro encuentre con el olfato: drogas, setas, desaparecidos. Planeo ir a EEUU a estudiar a unos perros que encuentran caca de ballena. Las heces permiten a los biólogos estudiar qué comen y cómo se comportan, para preservarlas.

-Útil e ímproba labor la de esos canes.

-También los hay que detectan cánceres como el de ovario y el de próstata 20 días antes que el laboratorio. Ahora me han pedido que me encargue de un proyecto de investigación de la UAB y el Clínic sobre perros de detección de hipoglucemias.

-Esa versión perruna del doctor  House resulta sorprendente.

-Todos los perros tienen la capacidad para detectar los cambios de olor en los humanos; solo deben de querer colaborar y tener un motivador con quien quieran hacer el juego. Porque para ellos es un juego.

-Un juego que puede salvar vidas.

-Sí. Se ha demostrado también que vivir con un perro, tocarlo, genera oxitocina, baja la presión arterial y estimula el sistema inmunológico. Lo he podido comprobar en orfanatos y residencias de ancianos.

-¿Tiene usted un don o algo así?

-Los perros me apasionan desde que era pequeña. A los 23 años decidí marcharme a Londres, donde están los mejores adiestradores.

SEnDEl edén de la mascota, sin duda.

-Con el dinero que ganaba trabajando en una protectora fui pagándome cursos. Luego pasé a asistente de adiestrador y empecé a educar a perros de particulares de los barrios de Marylebone y Hampstead.

-La crema. ¿Algún cliente famoso?

-Adiestré al perro de la hija del magnate indio del acero Mittal, al de Chrissie Hynde, la cantante de Pretenders; al del hijo de un príncipe saudí... Pero también seleccioné perros terapéuticos para Pets as Therapy, y fui a California a aprender técnicas de detección de explosivos con la policía de Santa Mónica.

-Sus servicios serán carísimos, ¿no?

-Yo los veo baratos. Soluciono un problema que a veces dura años.

-Y además lo hace con más dulzura que Blancanieves.

-Frente a la política de castigo, yo educo en positivo. La teoría de la dominancia de David Mech y su lobo alfa ha hecho mucho daño al perro. El propio Mech se ha desdicho, pero se sigue promoviendo el castigo desde programas de TV como El encantador de perros. ¡He escrito no sé cuántas quejas a Cuatro!

-Corríjales desde aquí.

-El perro es el animal al que menos le gusta el conflicto. Lo intenta evitar a toda costa. Solo cuando la diplomacia no le funciona puede utilizar la defensa.

-Oiga, ¿y no les puede enseñar a utilizar el lavabo?

-En Londres lo hacen.

-¡Qué dice!

-Las casas tienen un trocito de jardín destinado a sus necesidades. Cuando salen a pasear, no ensucian.