La rueda

El PP no dejará que Zapatero se apunte el tanto

CARLOS ELORDI

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La máquina para fabricar infundios en torno al futuro de ETA se ha vuelto a poner en marcha. Ayer, todos los diarios de derechas de referencia abrían sus ediciones proclamando, matiz arriba, matiz abajo, que el Gobierno va a permitir que Batasuna se presente a las próximas elecciones municipales en el País Vasco sin necesidad de que condene de forma tajante la violencia. Dado que los textos que seguían a esos titulares no proporcionaban dato alguno que los avalaran, cabe concluir que, como otras veces en el pasado, la «Brunete mediática», que decíaXabier Arzalluz,ha optado por la vía de la consigna política.

El objeto de esta nueva campaña no puede ser otro que anular el mensaje de optimismo sobre el terrorismo que la pasada semana lanzóJosé Luis Rodríguez Zapatero, asegurando que las últimas declaraciones de Arnaldo Otegivan por el buen camino y dando alas a la esperanza de que el fin de ETA es posible. Los citados titulares son idénticos en su intención a los que se repitieron durante la tregua del 2006, y que los dirigentes del PP suscribieron con pasión. Y hacen pensar que la derecha se dispone, de nuevo, a hacer lo que pueda para impedir que el Gobierno socialista se apunte ese tanto político.

Lo peor es que no está ni mucho menos claro que lo que se ha dicho prefigure inexorablemente el fin de ETA. Y aún menos que este pueda producirse a corto plazo. Lograr que una organización armada de gente muy fanática, dispersa por dos continentes y con enormes problemas de comunicación interna, acepte la rendición no es tarea que se pueda planificar con seguridad y los contratiempos no se deben descartar.

El dato que con más firmeza indica que el proceso se orienta hacia el fin de la violencia política en Euskadi es que la mayoría abrumadora de los vascos, incluidos muchos votantes de Batasuna, quiere que eso ocurra. Pero el encaje de bolillos y las arriesgadas maniobras que se requieren para avanzar en ese terreno difícilmente van a dar fruto si el PP y sus periódicos se oponen frontalmente a ello. Esa es la lección que se aprendió en la anterior tregua.