El turno

Deshojando la margarita de Barcelona

JULI CAPELLA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sí, te quiero Barcelona, porque eres una ciudad con personalidad, alma y guapetona. Y porque siempre has estado abierta a la fiesta aun siendo tan trabajadora y responsable. Barcelona, no te quiero, porque te has vuelto muy cara y expulsas a tu gente. Te quiero cuando creces con pausa y armonía, dejando espacios verdes, y no te quiero cuando te apelotonas en desorden a golpe de evento. Te quiero cuando visito tus bibliotecas rebosantes, y disfruto del esforzado fruto de tus artistas en teatros, baretos, museos o calles. Y te odio cuando te da por poner muros, rejas y vallas. Te quiero cuando te pones retos y sueñas y te ríes de los sueños. No te quiero cuando te pones tan presumida y arrogante, ni cuando te empeñas desaforadamente en escalar todos losrankings. Te quiero por tu humanidad, tu humedad y tu ambigüedad, por tus deliciosos rincones oscuros y por esos cruces de calle con rampa tan civilizados e iluminados. No te quiero cuando paseo por la Rambla a trompicones y veo los nuevos chiringuitos tan feos, inútiles y mastodónticos, quitando sitio a la gente y afeándola con fluorescentes. Te quiero cuando mezclas gente y regeneras barrios, cuando paseo por tus barrios y los veo vivos y exigentes. Te quiero cuando aireas y encaras los conflictos y no cuando los encierras y los escondes. Cuando te abres al mar y no cuando luego lo cierras. No te quiero cuando haces una ordenanza absurda, y encima ni siquiera la cumples. Barcelona, sí, te quiero porque aún eres lo suficientemente pequeña para conocerte y lo bastante grande para poder esquivarte. No te quiero cuando haces autobombo en las banderolas. Te quiero más cuando te discutimos que cuando te adulamos.

Querida ciudad de mis amores y desamores, sanamente contradictoria, espasmódica, abierta y cerrada a la vez, cómoda y acomodada. Vivir contigo es un privilegiado sinvivir. Te quiero y te odio. Pero de momento, aquí me quedo y no me cambio.