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La incógnita del calendario escolar

 La opinión del diario se expresa solo en los editoriales. Los artículos exponen posturas personales.

La tradicional rutina del inicio del curso escolar se verá afectada este año por los cambios radicales que experimentará el calendario, a iniciativa de la Conselleria d'Educació. El curso comenzará antes, dentro de una semana, y tendrá un paréntesis en marzo, dividido en dos segmentos según la zona de que se trate. La denominadasemana blanca, a mitad de camino entre las fiestas de Navidad y Semana Santa, representa una novedad que no solo afectará a alumnos y profesores, sino a la sociedad en su conjunto. La incidencia del calendario escolar es enorme, sus ramificaciones son múltiples e implica al conjunto del tejido económico. Ante la nueva situación (un periodo de vacaciones sin tradición y alejado de las pautas acostumbradas), los padres tendrán que organizarse para dar atención a unos hijos que gozarán de este descanso en el trimestre que hasta ahora era el más largo del currículum educativo anual.

¿De qué manera? Es ahí donde se abre un interrogante que solo podremos resolver dentro de unos meses. Será entonces cuando podremos valorar la afectación del nuevo calendario sobre el conjunto de la sociedad. Por de pronto, con el inicio del curso el 7 de septiembre, es evidente que la temporada de verano se ha reducido y que los primeros 15 días de un mes que solía ser bastante productivo para el sector se han esfumado para muchos destinos turísticos. Con lasemana blancapueden verse beneficiados los negocios relacionados con la nieve y determinadas opciones rurales, así como las empresas que organicen estancias lúdicas y campamentos, pero está por ver cómo y de qué manera se instalará en el imaginario colectivo este receso invernal. En otros países con más experiencia en la distribución de periodos lectivos, como Francia, son bastante habituales los desplazamientos familiares. Entre nosotros, la reacción de los afectados es una incógnita que marcará el desarrollo del curso.

El nuevo calendario quiere representar una racionalización de la enseñanza y tiene, por supuesto, aspectos positivos. Pero convendrá que este primer año estemos atentos a las consecuencias económicas y sociales, para ver su alcance y para intuir si lasemana blanca se incorporará con normalidad a nuestra vida cotidiana.