El epílogo

Solidaridad y castigo

BERNAT Gasulla

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Todos los que tuvimos –por obligación y a la vez por suerte– la oportunidad de presenciar la comparecencia deAlbert VilaltayRoque Pascual, nos sentimos aliviados y reconfortados. En primer lugar, porque, pese a los nueve meses de cautiverio «comiendo lo que ellos comen y durmiendo donde ellos duermen», nuestros cooperantes presentaban muy buen aspecto. Reconfortaba también ver cómo, especialmenteVilalta, pudo explicar con lucidez la esencia del secuestro sin caer en el dramatismo innecesario y sabiendo ser agradecido. Aliviaba ver cómo, pese al largo tiempo transcurrido,AlbertyRoqueconservan a sus amigos y pudieron fundirse con ellos en uno de esos abrazos que nunca mienten. Y viéndoles y oyéndoles uno llega a la conclusión de que las personas, los individuos que componían la caravana de Acció Solidària, valen la pena. Y mucho.

Pero una cosa son los individuos y otra cosa son los proyectos de los que forman parte. El mundo desarrollado, especialmente Europa, tiene una obligación con aquellas partes del mundo en las que, muchas veces a partes iguales, los seres humanos sufren la miseria, la opresión y la violencia. Lejos de renunciar a ese compromiso, todo lo que han sufridoRoqueyAlbertdebería servir para que los proyectos de cooperación y solidaridad salieran reforzados. No hemos de perder la fe.

Acciones punitivas

Las oenegés más potentes creen en una presencia más constante en el territorio. Las iniciativas de auxilio inmediato deberían quedar limitadas, sostienen, a las grandes catástrofes. La ingenuidad, a estas alturas de la película, es contraproducente. Debe haber protocolos de seguridad, discreción en el despliegue y negociación con los representantes del territorio, normalmente castigado por la guerra o el terrorismo.

Pero, sobre todo, deberíamos hacer caso de la comisaria de Cooperación Internacional de la UE,Kristalina Georgieva, que en las páginas de este diario defendía medidas punitivas contra los criminales que matan o secuestran a los cooperantes. Nosotros debemos aprender la lección. Ellos deben pagar por el delito.