La rueda

Raúl, los tiempos y los cambios

CARLOS Carnicero

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Hay dos formas básicas de contemplar Cuba: el odio y la esperanza. Ahora se están produciendo movimientos acompasados en el ritmo del sistema, que es endémicamente lento y defensivo. Las excarcelaciones de presos, en una diplomacia cruzada entre el Vaticano y España, con información puntual a EEUU, son síntoma y anuncio de otras cosas.Gerardo Arreola,corresponsal deLa Jornada,de México, en Cuba, y uno de los periodistas mejor informados, apunta a un canje sigiloso de prisioneros: en las cárceles de EEUU, en condiciones de indignidad cercanas a la tortura, esperan desde hace más de 10 años cinco jóvenes cubanos acusados de espionaje en el entramado anticastrista de Miami, por el que fueron condenados a cadena perpetua. Cinco por 75, que son los presos de la redada en Cuba de opositores acusados en el 2003 de trabajar para EEUU, siempre fue una ecuación que se manejó soterradamente como unremakede la guerra fría, que ha tenido su continuidad en el intercambio de espías de Rusia con EEUU. Los presos cubanos ya están saliendo; hace falta ver cómo reacciona EEUU con los prisioneros cubanos.

Y en medio el discurso deRaúl Castro, anunciando solemne y claramente que el Estado cubano no tiene capacidad para generar pleno empleo ni para aumentar la producción. Es un hito histórico el reconocimiento explícito de esa limitación. Pero no lo es menor sus consecuencias: el anuncio de que se amplía la concesión de licencias para trabajo por cuenta propia, las disposiciones para que particulares contraten mano de obra y las correspondientes consecuencias de impuestos y Seguridad Social. Visto desde los que alimentan la esperanza, un paso definitivo para que la economía mixta engranaje lo privado y lo público en el último país comunista de Occidente.

Solamente los samuráis reconocen un fracaso haciéndose el haraquiri. El resto de los humanos intentan modificar los comportamientos para adecuarlos a la estética de la convicción y no de la rectificación. Eso, en Cuba, es ley de vida en un universo en donde los tiempos y los cambios tienen siempre el ritmo atemperado del Caribe.