La rueda

Veintidós horas en L'Alguer

JOAN Ollé

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Se está bien en el Espai Llull, sede de la Representació de la Generalitat, en el 4 de Via Columbano, en pleno centro histórico de L'Alguer. El espacio es diáfano y geométrico. Las paredes, de tan blancas, reclaman a gritos algúnBarcelóoTàpiesinstitucional, los sofás son cómodos y de diseño, el aire acondicionado está en su punto justo y por las ventanas se filtra la perfecta luz vacacional de un mediodía de julio. A pesar de estar aquí por trabajo, me invade la culpable sensación de hacer novillos.

Joan-Elies Adell, filólogo, poeta, amigo y director de la cosa y su única colaboradora, Janin, nos reciben con una sonrisa y un vaso de agua fresca. AJoanno le acaba de gustar que le llamemos embajador y aún menos virrey, pero lo encaja: el humor entra en el sueldo. El coste de esta delegación debe andar por la diezmillonésima parte del de la embajada de España en Mauritania, por ejemplo.

Hemos quedado para comer en una terracita junto al mar conFranca MasuyClaudio Gabriel Sanna,máximos exponentes de la canción algueresa y aún, si cabe, mejores personas. Les esperamos tomando unbitterSan Pellegrino: es delicioso y le sugiero aJoanque, en su tarea deimport-exportcultural, logre que, a cambio delpa amb tomàquet,llegue hasta aquí este refresco. Después de la comida,Franca nos invita a su casa, y, solo llegar, envía a su hija a por helados. Como un cuadro más de la habitación, la ventana está llena de olas y barcas de verdad mecidas por una discreta brisa.

Nuestra labor de hoy consiste en escuchar música, escoger la más adecuada para la ocasión y reservar billetes para que músicos venidos de diversas latitudes puedan juntarse a tal hora de tal día para interpretarla.

Cae la tarde. Paseamos por ellungomarebuscando en las tiendecitas un sombrero de paja italiana. Llegada la hora,Joannos acompaña en su coche, nada oficial, hasta el aeropuerto. El vuelo durará 50 minutos, lo mismo que de Barcelona a Madrid. Nos quedaríamos aquí toda la vida. L'Alguer, tan cerca, tan lejos... Lo dicho: como hacer novillos sin cambiar de lengua.