El uso de la tecnología en la enseñanza

Un salto adelante, pero en el vacío

A la digitalización de los libros de texto en las escuelas se le atribuyen propiedades excesivas

Un salto adelante, pero en el vacío_MEDIA_3

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FRANCESC De Gispert

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A lo largo del curso 2009-10, bastantes centros de secundaria se han visto convulsionados por la aplicación progresiva del programa Educat 1x1 o, lo que es lo mismo, la introducción de los contenidos curriculares digitales. Y decimos convulsionados porque esta aparición o, si se prefiere, esta aventura del Departament d'Educació ha sido diseñada desde el exterior del sistema educativo, algo que últimamente se ha puesto de moda en diferentes ámbitos. Según los expertos, hacerlo desde fuera comporta no caer en los vicios del sistema, evitar los prejuicios y lograr una implantación más rápida.

Desde un punto de vista pedagógico, los centros educativos sobreviven soportando equilibrios bastante débiles y frágiles, muy vulnerables a las innovaciones poco prudentes y poco validadas. Y todo parece indicar que nos encontramos precisamente en esta situación. La experiencia se ha llevado a cabo con prisas, con muchas dificultades de aplicación técnica y con dudas de última hora que dificultan la aplicación serena, prudente y tranquila del proyecto. A estas alturas, creemos que nadie cuestiona que hay aspectos del trabajo y de la organización que es necesario cambiar. La aparición del ordenador como herramienta de trabajo personal, comunicativo y colaborativo nadie la pone en duda. Pero los profesionales de la enseñanza tenemos la sensación de que a la llamada digitalización de los contenidos curriculares y al trabajo permanente con el ordenador se le atribuyen propiedades excesivas e insospechadas, como por ejemplo que a medio plazo los resultados académicos, valorables en resultados, sean bastante mejores. O pretender que Catalunya lidere, en unos años, la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación. Si tenemos que hacer caso de nuestra particular Ítaca educativa llamada Finlandia, país a la vanguardia en libros de texto digitales, allí solo se ha llevado a cabo la digitalización en el 10% de los contenidos curriculares. En este país nórdico se ha optado por la prudencia, entre otras cosas porque parece que no está del todo claro ni contrastado que, hoy por hoy, sea más óptimo el libro digital que el convencional. Obviamente, no hay que ser ningún experto para intuir que las prisas hacen que estosnuevos librostengan desequilibrios importantes en su calidad. Evidentemente, hacer un libro digital no puede ser editar en ese formato lo mismo que tenemos en soporte de papel. Sorprende, pedagógicamente hablando, que se incida tanto en la digitalización y no tanto en la excesiva cantidad de contenidos de los currículos y el necesario cambio de metodología que comporta la aplicación del proyecto.

Por otro lado, la escuela pasa por un momento de crisis importante. El recorte presupuestario, la reducción de profesorado en muchos centros, la supresión de aulas de acogida, la reducción de personal de los servicios educativos que prestan ayuda a los centros, la vuelta a las aulas de asesores de formación y profesorado en distintos proyectos externos, la paralización de los proyectos de innovación educativa (excepto el que nos ocupa), el nuevo calendario escolar (que a la vez está comportando la supresión de colonias y salidas escolares), y podríamos añadir un largo etcétera, no conforman el marco más idóneo. En este contexto, los centros están viviendo estas propuestas innovadoras como unas medidas externas al margen de la propia dinámica de los equipos docentes y de sus proyectos pedagógicos. No se da opción a la necesaria reflexión de la práctica educativa que comporte la adopción de nuevas metodologías y nuevas herramientas que las hagan más sólidamente integrables en los proyectos educativos de los centros.

La obsesiva focalización del proyecto Educat 1x1 en la herramienta –es decir, en el ordenador– desvirtúa el principal objetivo que debería tener cualquier proyecto de innovación: partir del centro, que quiere decir partir del proyecto educativo, del equipo de profesorado y del alumno. El poder seductor del ordenador no reduce la distancia entre las necesidades del alumno y los supuestos contenidos a adquirir. Si la escuela se sigue viendo como transmisora de unos contenidos totalmente preestablecidos, poco habremos avanzado. Quiere decirse que, en definitiva, se dejan excesivamente de lado los aspectos pedagógicos y didácticos y se incide poco en los mecanismos de aprendizaje del alumnado.

Pese a estar en marcha la necesaria formación para el profesorado, planea también la duda de si el índice de digitalización de los profesionales de la enseñanza es el adecuado para asumir el control de la implantación del nuevo proyecto. Teniendo en cuenta esto, puede acabar pasando que haya un excesivo desfase entre el índice de conocimientos digitales del profesor y el del alumno, a menudo este último bastante superior. Haría falta una evaluación de la aplicación del proyecto teniendo en cuenta las necesidades del alumno y de los centros educativos, las dinámicas de los equipos docentes y la necesaria homologación y controles de los contenidos digitales, y posiblemente daría como resultado un ritmo más pausado en la implantación del proyecto. Hay que innovar y dar un salto adelante, pero si es en el vacío mejor hacerlo con red.

Pedagogo.