Fundador de Worldreader.org

David Risher: «Los niños de África también necesitan libros»

Fue un alto cargo de Microsoft y vicepresidente de Amazon.com, pero decidió cambiar de vida y llevar desde Barcelona el libro electrónico a los niños del tercer mundo.

David Risher.

David Risher.

EDWIN WINKELS

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Tres asuntos dominan desde hace más de 20 años la vida de David Risher (Bethesda, Maryland, EEUU; 1965): los libros, la tecnología y la educación. Antigua mano derecha de Bill Gates en Microsoft y Jeff Bezos en Amazon, escogió Barcelona para combinar esos tres temas y lanzarse a un proyecto benéfico con un ambicioso objetivo: llevar cientos de miles de libros a otros miles de niños de África, Asia y Suramérica. No en papel, sino en lectores electrónicos.

-¿Cómo a alguien se le ocurre en los años 90 dejar un cargo responsable en una empresa como Microsoft?

-Eso me soltó Bill Gates cuando entré en su despacho para decirle que me iba a Amazon. «Debes ser la persona más estúpida que he conocido en mi vida ¡Dejar Microsoft por una librería!», me dijo. En mi corazón, los libros siempre me han enamorado más. Y la combinación de libros e internet me parecía fantástica.

-Y luego va y deja a Amazon en plena expansión.

-Mi carrera es como la Sagrada Família: se sigue construyendo y no se acaba nunca.

-Ayudó a crecer a Amazon.

-Cuando llegué era muy pequeño, con 50 personas y 16 millones de dólares de ventas. Jeff Bezos [el fundador y presidente] veía futuro en vender por internet más cosas que solo libros, como DVD, juegos, música, electrónica, juguetes. Fui el encargado de hacer crecer la compañía en esos terrenos. Cuando la dejé, en 1997, se había convertido en una empresa de 4.000 millones de dólares.

-¿Por qué se fue?

-Quería dar clases en la universidad, quería enseñar, porque en mi juventud fueron mis profesores los que más me motivaron.

-¿Y cómo aterrizó en Barcelona?

-En el 2004, invitado por Esade, para formar parte de su junta. Además, mi mujer, Jennifer, y yo decidimos que había llegado la época de ver un poco más del mundo, de tener una perspectiva diferente de la de EEUU.

-El año pasado hizo un largo viaje.

-Sí, hemos estado un año por el mundo con nuestras hijas. Y en ese viaje nació un poco la idea de Worldreader.org, cuando en un orfanato de Ecuador vi una sala cerrada con muchos libros. No se podía abrir, porque habían perdido la llave. Y me di cuenta de que los niños de esos países tienen poco acceso a los libros.

-Y en lugar de llevarles libros en papel, se le ocurre hacerlos llegar por vía electrónica.

-Empecé a ver que se podían aprovechar las nuevas tecnologías para hacer llegar los libros a niños que normalmente no tienen acceso a ellos. Es bonito donar libros, mucha gente lo hace, pero a veces son horribles. En África vi en un colegio un libro sobre la historia de Utah que ni un niño en Utah leería para divertirse. Ese es uno de los problemas de donar libros en papel; es buena idea, pero muchas veces llegan libros que no interesan para nada.

-E-libros y países en desarrollo parece una combinación inverosímil.

-Puedes bajar un libro cualquiera, entre miles y miles de títulos, en solo 60 segundos, estés donde estés en el mundo. No a través de un ordenador con internet, que no está disponible en todos los sitios, sino a través del GSM, de la telefonía móvil. Vayas donde vayas, también en los países pobres, todo el mundo tiene un móvil y se baja cosas.

-Habrá problemas como la falta de electricidad para recargar los e-readers (lectores electrónicos).

-Y otras cosas: ¿cómo responden niños en países en desarrollo a estas cosas? Por eso estamos haciendo una prueba piloto en una escuela en la aldea de Aynenyah, en Ghana, donde por ejemplo hay una cabaña con paneles solares. En una hora logramos recargar seis de lose-readers¿

-¿Y los niños?

-Deberías ver su enorme sonrisa cuando habían acabado un libro. Son de sexto de primaria y era como si descubriesen algo nuevo, que pudiesen leer ya cualquier libro que quisieran, que no debían esperar ya seis meses a la llegada de un nuevo libro. En toda Botsuana, por ejemplo, que es más grande que Francia, solo hay seis librerías. El papel no llega ahí, pero esto sí puede llegar. Es usar una nueva tecnología, diseñada para el primer mundo, y aplicarla al tercer mundo para ayudar a millones de niños a leer.

-Algunos dirán que los niños en África necesitan otras cosas que libros.

-Sí, necesitan comida, ropa, sanidad, ayuda, pero también necesitan libros, conocimiento. Los libros son instrumentos para aumentar ese conocimiento.

-¿Cómo se descargan los libros?

-Una parte a través de Amazon, que colabora con nosotros, y otra gran parte con descargas gratuitas; hay cientos de miles de libros disponibles sin pagar, como toda la obra de Shakespeare o Dickens.

-¿De dónde le viene esta pasión por los libros?

-Hasta los 18 años nunca salí de Maryland, pero hice mis viajes a través de los libros. Aprendes cosas increíbles gracias a los libros.