HOTEL CON MORRIÑA

The One suma 5 estrellas al Eixample

El nuevo alojamiento de diseño está lleno de guiños a la ciudad y al pasado de su edificio. Hasta tiene un cóctel Cerebrino

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Patricia Castán

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Un hotel más para Barcelona, pensarán muchos. Pero en realidad formaba parte de la corta lista de aperturas pendientes, fruto de proyectos que tenían luz verde antes de nueva normativa de alojamiento de la ciudad. Nace con claras pretensiones bajo el nombre de The One, pero detrás no solo tiene a la cadena que ha ha hecho alguno de los hoteles urbanos con más chispa de la ciudad (H10, con ejemplos frescos como el Mimosa o el Cubik), sino que para dar el salto a las cinco estrellas ha fichado al interiorista Jaime Beriestain, que lo ha sembrado de perlas.

Ya casi nada sorprende en la categoría Gran Lujo en una ciudad abocada al ‘más estupendo todavía’ por efecto de la competencia. Pero en The One, además de lanzar el lazo al huésped con confort, tecnología, o servicio con conserjes Llaves de Oro, se busca la complicidad con ese barcelonés que cada vez abre más su ruta de ocio hacia los hoteles y los hace un poco suyos. 

Para ellos se ha gestado un trono en forma de terraza en las alturas, con vistas que abarcan desde lo icónico a las envidiables y ‘espiables’ azoteas del vecindario. Esa zona de ocio, Mood,estrenará antes de verano restaurante informal y promete grandes encuentros vespertinos. De momento, el de abajo, con entrada directa desde la calle, el Somni, brinda mediodías más informales con menú ejecutivo o platillos (sobre los 28 euros), o noches  con opción a tapeo en la zona de bar, y de platos más elaborados (35-38 euros) de peso mediterráneo en el restaurante, firmados por Miguel Múñoz, su chef de referencia. 

COPAS PARA NOSTÁLGICOS

Pero más allá de disfrutar de los minibocatas de calamares, su poderoso pulpo o su apoteósica reinvención del club sandwich en el bar, la barra de coctelería dará que hablar. Corren desde hace apenas 10 días copas con glamur y guiños al pasado, como el cóctel Cerebrino, para nostálgicos de aquellos chutes del preparado de Mandri capaces de recomponer cuerpo y alma. Y es que el mítico laboratorio se ubicaba antaño en los bajos del edificio.

Quienes busquen un fin de semana especial en la ciudad, descubrirán en las habitaciones paridas por Beriestain una resurrección vigorosa del dorado en pomos, marcos y grifería, que se suaviza con las maderas y pieles claras,contemporáneas. Amenities y sabores de reivindicación local, domótica para facilitar el descanso y la intimidad, singulares lienzos de Fernando Prats, mármol sin prejuicios...desmarcan al establecimiento. Tan atrevido como para separar el lavabo y llevarlo a la entrada de la mayoría de sus 89 habitaciones (con 25 'suites' de aúpa). 

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