Lujo y desconexión en Peralada Resort

Algo menos de la mitad de los huéspedes de Peralada Resort -ese singular oasis con carácter ampurdanés que inauguró un hotel de 5 estrellas en el 2001- son catalanes, el resto son sobre todo franceses y de otras nacionalidades. Pero si se les pregunta por sus motivaciones, seguro que son tan variadas como su procedencia y edades. Porque al complejo enmarcado en viñedos y bodegas, con campo de golf, 'spa', cava, castillo, casino y festival de música internacional se llega por una o todas esas razones. Ahora le suman otro argumento de fuerza: la renovación total de su alojamiento.

El pasado verano el hotel (56 habitaciones) estrenó interiorismo de la mano de Sandra Tarruella, que supo llevar el ADN de la comarca a cada una de sus estancias mediante texturas, colores y hasta sensaciones, amplificadas desde sus ventanales panorámicos. Pero este verano el edificio culminará la transformación con las suites que ocuparán lo que antes fueron dos grandes salas de reuniones. Una intervención en la planta baja, para ganar un plus de lujo, que ya ha transformado sus zonas comunes para hacerlas más contemporáneas sin perder la calidez de siempre. En esa zona, merece una visita el bar de vinos, así como un buen tapeo en el restaurante L'Olivera.

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A solo hora y media de Barcelona, el complejo es tan poliédrico que -además de las visitas turísticas de la comarca- hay actividades a cualquier hora del día. Desde las visitas diurnas en el recinto histórico hasta los museos de vino y la cerámica o a la deslumbrante biblioteca histórica -con un millar de ediciones del Quijote-, pasando por incursiones nocturnas en el moderno casino, único en el mundo dentro de un castillo medieval. Sin perder de vista otros planes hedonistas 100%, como probar el campo de golf de 18 hoyos, recorrer las viñas y la cava con cata incluida o descubrir el renovado Wine Spa, muchas de cuyas terapias de belleza y 'relax' están vinculadas al vino.

EXPERIENCIAS A LA MESA

Y para que vinoterapia culmine en el paladar, el jefe de sala y sumiller del Castell Peralada Restaurant, Toni Gerez, ejerce de aliado perfecto del comensal: ilustra en las distintas gamas de caldos de sus cinco fincas y en otras referencias internacionales, mientras se saborea la alta cocina que sale de la varita del chef Xavier Sagristà. Tradición y toques de vanguardia en uno, destilados desde su tiradito de vieiras con panceta ibérica, su versión de la caldereta de pescados y frutos del mar o el secreto de cerdo ibérico al vermut de Jerez. Pero si algo remata menús degustación y maridajes es su apoteósico carro de quesos de todas las texturas, sabores y potencias que uno evoque. Con el buen tiempo, la terraza sobre el jardín (que también estrena mejoras) resulta de película.