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'A war', la máquina de hacer monstruos

El danés Tobias Lindholm ofrece en 'A war' un retrato poliédrico de los efectos devastadores que las guerras causan en quienes participan en ellas

Nando Salvà

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"Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen", dijo Ernest Hemingway, y la tercera película de Tobias Lindholm ilustra a la perfección esa cita. Su objetivo es contemplar el conflicto de Afganistán desde todos los ángulos posibles y mostrando empatía tanto por quienes lo libran en el campo de batalla como por la población inocente atrapada en el fuego cruzado y por quienes consideran que los actos de Occidente son de naturaleza criminal. Para ello se adentra en un pelotón de soldados daneses que tratan de proteger a los civiles de los terroristas mientras lidian con la posibilidad de que algunos de esos civiles, de hecho, sean terroristas.

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La película pasa su primera media hora dejando claro que su personaje principal, el comandante Claus M. Pedersen (Pilou Asbæk), es un buen hombre y un buen soldado. Pero, ¿qué significa ser un buen soldado? En un momento de 'A war', en medio de una emboscada, Claus acaba tomando una decisión que salva las vidas de sus hombres pero acaba con las muertes de 11 inocentes, seis niños entre ellos. Y a causa de ello se ve en el medio de una serie de responsabilidades en conflicto: la que siente hacia sus hombres, la que le impone la población afgana y la que le debe a su mujer y sus hijos, que viven atormentados por su ausencia.

ROTUNDO DON PARA CREAR TENSIÓN

A partir de entonces, 'A war' se convierte en una compleja intriga judicial de vocación dostoievskiana, que mientras juega con el deseo del espectador de obtener un veredicto emocionalmente satisfactorio se plantea el tipo de cuestiones que películas como 'El francotirador' suelen rehuir cobardemente, como hasta qué punto es posible la justicia cuando el campo de batalla está alfombrado con cadáveres de inocentes o los porqués de las decisiones políticas que ponen a los soldados en dilemas morales irresolubles.

Y en el proceso Lindholm muestra un ojo clínico para el detalle, una capacidad única para dotar a todos los personajes de su justa humanidad y un rotundo don para crear tensión.

Al final, queda claro que 'A warno es una película belicista o pacifista sino una que ve la guerra como algo que existe y que quiebra para siempre a aquellos que participan activa o pasivamente en ella. Y no se plantea si la guerra es o no necesaria, sino más bien si es posible comportarse como un ser humano decente y a la vez como estar obligado a matar a tantos otros seres humanos como sea posible, siempre y cuando estén en el otro bando. 

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