CINE

Las 5 diferencias entre las dos 'Trainspotting'

Dos décadas después llega la secuela de la recordada película de Danny Boyle y sus antihéroes castigados

fcasals37382768 trainspotting170221185354

fcasals37382768 trainspotting170221185354 / periodico

NANDO SALVÀ

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Qué decir de 'Trainspotting' (1996)? Retrato de las vidas de cuatro jóvenes heroinómanos de Edimburgo, la segunda película de <strong>Danny Boyle</strong> es una de las obras definitorias de la década de los 90.

{"zeta-legacy-video":{"videoId":"1364270"}}

Hoy llega a los cines 'T2 Trainspotting', muy esperada secuela -y para algunos, quizá, muy temida- que nos devuelve a esos antihéroes castigados no tanto por la droga como por la edad y la frustración. Por supuesto, entre ambas películas hay varias diferencias más.

1. SUS IMÁGENES

Llevándose a su terreno la amenaza de las comparaciones, el director Danny Boyle establece paralelismos constantes entre ambas películas, y de hecho la segunda directamente recupera imágenes y escenas de la primera.

Asimismo, tanto 'Trainspotting' como 'T2' se inician con una escena en la que Renton (Ewan McGregor) corre a toda prisa, pero ahora ya no lo hace para escapar de la policía sino en la cinta de step de un gimnasio; también se recicla el mítico monólogo "Elige la vida", que hace dos décadas se convirtió en mantra, y el resultado es una diatriba contra las dichosas redes sociales propia de un abuelo que riñe a su nieto.

Ahora como entonces, esas imágenes llegan adornadas con numerosas virguerías formales: planos congelados, pantallas partidas, palabras sobreimpresas en pantalla, entre otras. Esa estética era nueva e increíblemente estimulante en 1996. ¿Hoy? No tanto.

2. SU TRASFONDO

'T2' llega a los cines en el contexto de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, algo que podría desembocar en la salida de Escocia de Gran Bretaña. Pero, más allá de alguna mención soslayada, eso a la película no le importa -de hecho su tercer acto incluye una subtrama sobre ayudas económicas de Bruselas que gracias al Brexit ya es un anacronismo-.

En general, aquí Boyle se contenta con dejar que sus personajes vayan de un lado a otro y se peleen. 'Trainspotting', en cambio, se nutría de la rabia de la clase obrera contra un sistema político y económico que los había dejado atrás, y por tanto 20 años después sigue vigente en este mundo dominado por Donald Trump y banqueros corruptos y compañías eléctricas sin alma.

3. SU MÚSICA

La banda sonora de 'Trainspotting' fue recopilada en dos discos que se vendieron como churros y que incluían clásicos de Iggy Pop y Lou Reed y algunos himnos instantáneos de la escena brit pop y de la música electrónica. A lo largo de su metraje 'T2' nos deja escuchar algunas de esas canciones aunque, eso sí, ligeramente remozadas.

'Lust For Life' es ahora un remix de The Prodigy, de 'A Perfect Day' solo oímos algunos acordes y estrofas, y la base rítmica del 'Born Slippy' de Underworld planea sobre algunas escenas.

La nueva banda sonora, es cierto, también incluye contribuciones de nuevos valores como Wolf Alice y Young Fathers, pero no logra disipar la sensación de familiaridad y el regusto a regurgitación.

4. SUS NOMBRES PROPIOS

'Trainspotting' fue obra de un grupo de profesionales relativamente desconocidos y rodada con un presupuesto de risa. Por entonces Danny Boyle empezaba a ser visto como un director independiente y transgresor; hoy tiene un Oscar encima del televisor y su currículum incluye el diseño de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres.

¿Y qué hay del actor Ewan McGregor? Antes de encarnar al protagonista de 'Trainspotting' no lo conocía nadie. Hoy ha hecho blockbusters para Ridley Scott y Michael Bay y se ha metido varias veces en la piel de Obi-Wan Kenobi.

5. SUS ADICCIONES

Lo que vehiculaba 'Trainspotting' era la preocupación de los personajes por chutarse o por evitar hacerlo; a bordo de ella, aquella película admitía que la heroína proporciona placer, sí, pero también pesadillas con bebés muertos, brutales síndromes de abstinencia y buceos en el peor retrete de Escocia.

La droga a la que 'T2' está enganchada es otra: la nostalgia. Su única intención parece ser revivir los viejos tiempos. Algunos dirán que, hablando claro, solo busca vampirizar el éxito de su predecesora, hacer caja. Hay mucho malpensado.

TEMAS