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'La reina Victoria y Abdul', el idilio que puso en jaque una monarquía

La nueva película de Stephen Frears recrea la controvertida relación que mantuvieron la monarca británica y su asistente indio

Nando Salvà

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Tradicionalmente, la monarquía británica se ha mostrado tan eficaz como el KGB a la hora de guardar sus secretos y tapar sus escándalos. Hace siglo y medio, por ejemplo, la Casa Real intentó encubrir por todos los medios los estrechos vínculos que la reina Victoria mantenía con su sirviente indio, Abdul Karim. Y lo lograron durante mucho tiempo, hasta que en el 2010 el descubrimiento de un diario personal de Karim reveló una compleja relación, platónica pero sin duda apasionada, que el director Stephen Frears y la actriz Judi Dench capturan con humor en su nueva película, 'La reina Victoria y Abdul'.

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La vida amorosa de Victoria fue particularmente intensa. Con el príncipe Alberto tuvo nada menos que nueve hijos, y tras enviudar halló consuelo en John Brown, el asistente favorito de su marido; intimaron tanto que los rumores llegaron a hablar de una boda secreta -la relación fue explorada en el 'biopic' 'Mrs. Brown' (1997), ya protagonizado por Dench-. Solo cuatro años después de que él muriera, llegó Abdul Karim.

En 1887 el Imperio Británico ocupaba una quinta parte del planeta. Para celebrar su 50º aniversario en el trono, Victoria invitó a 50 jefes de estado de todo el mundo. Puesto que entre ellos había dos príncipes de India, la reina pidió que el servicio incluyera a dos camareros procedentes de aquel país, la más importante de las colonias británicas. Abdul era uno de ellos.

DE CRIADO A PODEROSO CONSEJERO

La reina quedó inmediatamente prendada de aquel joven, que no tardó en pasar de ser un simple criado a convertirse en su más poderoso consejero. Ella le adjudicó el título de 'munshi' -secretario, en idioma persa— y lo adoptó como guía espiritual y como amigo; él la introdujo en los placeres del curri y en el idioma indostánico. Llegaron a pasar una noche juntos en una casa de campo en la que hasta entonces ella solo había estado con Alberto.

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La relación desafiaba los tabús victorianos de raza y clase, y por tanto la casa real hizo desde el principio todo lo posible para sabotearla y echar a Karim de palacio. El hijo de la reina, 'Bertie' (príncipe de Gales y heredero de la corona), se alió con otros miembros de la corte para someter al joven a constantes acosos y humillaciones a causa de su condición de musulmán, llegando incluso a acusarlo de espionaje.

Pese a ello la reina siguió dándole un trato de favor, regalándole casas en Gran Bretaña y tierras en India, y sentándolo a su lado en sus citas con otros mandatarios europeos. En 1897, cuando anunció que iba a nombrarlo Caballero de la Orden del Imperio Británico, el gesto fue percibido como una amenaza para la monarquía misma. Victoria solo cambió de opinión al descubrir que la ciudadanía británica la tomaba por loca.

BORRADO DE LA HISTORIA

Karim permaneció junto a la reina hasta que esta murió el 22 de enero de 1901. Al día siguiente 'Bertie', ya convertido en rey Eduardo, le urgió a que hiciera las maletas. Centenares de cartas que Victoria le había enviado, en las que se identificaba como "tu querida amiga" o "tu querida madre", fueron quemadas. Literalmente, lo borraron de la historia.

Hoy su periplo en la corte británica tiene plena importancia política. Preguntado por la relevancia hoy en día de una película sobre un jefe de estado que intima con un inmigrante islámico, Frears afirmó: "Quise hacer un filme que pudiera gustarle a Donald Trump".

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