CINE

Un sabroso atracón

La nueva película del coreano Park Chan-wook, 'La doncella', ofrece un variado y exuberante surtido de géneros, tonos y estímulos sensoriales

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Nando Salvà

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No hay duda de que <strong>Park Chan-wook</strong> no es de los que pondrían la otra mejilla. El asunto de la venganza atrae tanto al director coreano que, incluso después de haberle dedicado ya una magnífica trilogía -'Sympathy for Mr. Vengeance' (2002), 'Oldboy' (2003) y 'Sympathy for Lady Vengeance' (2005)-, ahora insiste en él con 'La doncella', que además es una mezcla de suntuoso drama de época, tórrido romance lésbico, absorbente intriga de espionaje y muestra deliciosamente perversa de terror psicológico.

La película empieza así: una ladrona es contratada por un falsificador para que se convierta en sirvienta de una heredera adinerada y lo ayude así a dejarla sin blanca. Y mejor no contar más. Entrar en excesivos pormenores sobre lo que sucede después pondría en peligro el mayor de los placeres que verla proporciona: no tener idea de qué pasará en la próxima escena.

En el transcurso de dos horas y media -pasan a toda pastilla-, Park nos conduce por un sinuoso camino de agendas ocultas, alianzas cambiantes, lealtades puestas a prueba, motivaciones turbias, perversiones secretas y acrobáticos giros argumentales, todo ello contado desde varios puntos de vista distintos ninguno de los cuales es de fiar. Uno puede enfrentarse a 'La doncella' bien cuestionándolo todo, bien dejándose llevar. Sea como fuere resulta apasionante de principio a fin.

A ello contribuye el hecho de ser una de las películas más visualmente deslumbrantes del año, una sucesión de texturas y colores que son satén y terciopelo para la vista y que exudan erotismo incluso antes de que la ladrona y la heredera empiecen a compartir intimidad a medida que cálidos baños son preparados, corpiños son atados y desatados y botones son desabrochados, todo ello entre alientos entrecortados. Quien sea capaz de contemplar sin inmutarse esa escena en la que, con el fin de limar un diente roto, la una desliza suavemente su dedo dentro de la boca de la otra es que está hecho o hecha de piedra.

LA REVOLUCIÓN DEL SEXO

Quienes necesiten estímulos más explícitos, en todo caso, sin duda preferirán la maratón sexual que las mujeres comparten después. Park nos la enseña en dos versiones distintas, pero su mirada no es la de un 'voyeur'. Es decir, sí lo es, pero es más que eso. El placer que ambas mujeres obtienen es esencial en su proceso de empoderamiento, y en su eventual rebelión contra los abusos patriarcales y el ego masculino. Contemplar esa lucha, decimos, resulta divertidísimo, y hermoso, y aterrador, y muy sexy. 'La doncella' es, pues, algo parecido a un banquete. Tras verla necesitarás una siesta.

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