teatro
'Alpenstock', farsa 'petarda' y sátira social
El Tantarantana estrena una obra que pone el aguijón en ese mundo 'feliz' que rechaza al desconocido
José Carlos Sorribes
Periodista
José Carlos Sorribes
Dice el director Ricard Soler que 'Alpenstock' es "una caricatura de la sociedad". ¿Por qué? Por su tono guiñolesco, por el absurdo de sus situaciones, por una farsa impregnada de un humor negro. Caricatura y farsa dejan, sin embargo, un poso de inquietud por el retrato que su autor, el dramaturgo francés Rémi de Vos (Dunkerque, 1963), nos planta en los morros sobre la sociedad de nuestro tiempo. Mejor dicho: de una parte de ese mundo que vive anclado, aposentado, acomodado, en un entorno en el que el otro, el desconocido -hoy el inmigrante o el refugiado- es alguien que provoca inquietud... Por decirlo de forma políticamente correcta.
El título, 'Alpenstock' (un piolet en el Tirol), ya nos da alguna pista. Pequeña, es cierto. Nos sitúa en un paisaje idílico, con sus montañas, valles y tradiciones. Un lugar de un perfil conservador y cuna de actitudes directamente xenófobas. La propuesta de la compañía Obskené, sin embargo, se aleja de desplegar un tono discursivo y se refugia en la farsa y el humor negro como mejores caminos para su voluntad de denuncia.
Lo hace, además, con el espíritu de riesgo y de innovación que ha marcado su trayectoria desde su creación en el 2008. El público lo comprueba pronto en una escenografía que remite a una casa de muñecas -colorista de un rosa chillón y absolutamente petarda- y con unos personajes propios de un 'cartoon'. Y que se mueven, además, como marionetas. No cabe esperar una interpretación naturalista.
UN TRÍO Y UN LÍO DE CUERNOS
Los personajes son un marido tronado y casposillo (Armand Villén), con bigote revelador; su mujer (Lara Salvador), una ama de casa que se autodefine como "muy simple", y un operario/currito de orige albanocarpatotransilvano (Enric Cambray) que irrumpe para desatar el conflicto. La mujer es simple, cierto, pero no se priva de echar una canita al aire con el desconocido para romper con la monotonía de una vida tan convencional. Lo es tanto que su marido le recrimina que vaya a comprar al supermercado cosmopolita.
'Alpenstock' pide, por lo tanto, espectadores dispuestos a entregarse, sin prejuicios, a su humor negro y absurdo. Cuentan para ello con el excelente trabajo de sus tres intérpretes. Armand Villén consigue que el marido cornudo y facha nos provoque repelús. Lara Salvador da siempre el tono como la mujer simple, pero no tanto, y la mayor comicidad recae en un Enric Cambray 'superstar' con su amplísimo catálogo gestual. Y para aderezar el petardeo: cierre de karaoke a lo Chanclettes.
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