NEGRA Y ROJA

Llort te revolverá las tripas (desde la página 1)

'No n'estiguis tan segur', la última novela del periodista catalán, no es un libro para estómagos delicados

Llort

Llort / periodico

IMMA MUÑOZ

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En esta novela pasa como en 'Juego de Tronos': mejor no encariñarse con nadie si no se quieren llorar ausencias. Lluís Llort, su responsable (Llort a secas cuando se pone en modo escritor; apellido directo y certero como los muchos tiros que hay en su ya extensa producción literaria), tiene un rico repertorio de palabras e imágenes, pero no parece conocer el significado del término 'piedad'. Dice que escribió 'No n'estiguis tan segur' en tres semanas, durante unas vacaciones sin planes en las que cambió las ocho horas de jornada laboral en El Punt Avui por ocho horas de ¿sádico? disfrute creando un universo de policías ambiguos, chavales sin suerte y poderosos sin escrúpulos. Tal vez no le dio tiempo a empatizar con ellos. Pero después, continúa, se pasó un año leyendo y releyendo, quitando y añadiendo, corrigiendo, puliendo, como tiene por costumbre hacer. ¿Tampoco ese lapso fue suficiente para que se despertara en él el instinto de salvarlos?

La cosa no va por ahí: la cosa va del deseo de no ser previsible. «Hay dos tipos de escritores -apunta-: los que solo saben hablar de sí mismos y los que hacen ficción pura y se esconden en las historias todo lo que pueden. Yo soy de los segundos: prefiero crear mundos ajenos a mí y jugar a ser Dios en ellos». Y si algo le está permitido a Dios es romper las expectativas de los hombres. Eso hace Llort.

«Cuando empecé a escribir este libro, me planteé cuatro retos: seguir divirtiéndome con la escritura; ofrecer al lector un muestrario de novela negra y policiaca (con el amplio abanico de situaciones y personajes que hay en el género), y, al tiempo, desconcertarlo». Se ha quedado en tres. «Es que el cuarto es un 'spoiler'», argumenta. Lo es. Y sería una pena destriparlo aquí, que para destripado ya tenemos al muerto que abre la novela, con los intestinos desparramados sobre el suelo de una agencia inmobiliaria con toda la pinta de tapadera. A Llort no le da miedo mancharse las manos.

¿QUERÉIS NEGRA? PUES LA VAIS A TENER

Empezó a pringárselas de tinta en 1999, cuando publicó 'Tardor', sobre el descenso a los infiernos de un músico en la Barcelona posolímpica (con todo lo que se asocia a un descenso a los infiernos: droga, sexo vacío, ambientes sórdidos y desesperación), y le siguieron 'Maleït Montjuïc' (2000), 'Camaleó' (2001), 'Trenta-dos morts i un home cansat' (2004)... hasta sumar un total de nueve novelas dirigidas al público adulto en solitario, y la participación en antologías de narradores, libros a ocho -¡ocho!- manos y una docena de obras para público infantil y juvenil. Un no parar que lo ha ido consolidando como un autor de novela negra al que, una vez descubierto, apetece, más que seguir, explorar.

Porque lo que le interesa es la novela negra, ¿no? «Bueno, a mí lo que me interesa son los personajes. Ponerlos en situaciones complejas. Eso he hecho siempre en mis libros, y no sabía cómo catalogarlos. Hasta que Sebastià Bennasar me puso la etiqueta. Además, durante mucho tiempo, la gente me preguntaba: 'Pero tú ¿qué haces? Aix, es que me gusta, pero no sé lo que es...'. Y pensé: '¿Queréis negra? Pues vais a tener negra. Canónica'. Y aquí está». 'No n'estiguis tan segur', quiere decir.

DESDRAMATIZAR LA LITERATURA

Hay una pregunta que da rabia hacer, pero que parece necesaria: ¿por qué una propuesta como la de Llort, que es perfectamente comercial, sin que eso signifique que está reñida con la calidad literaria, es tan poco conocida? ¿Porque siempre ha escrito en catalán? «Hombre, eso te cierra mercados, pero es que es en catalán como me siento cómodo escribiendo. No sé si esa es la causa. Yo soy un escritor muy analógico: no sé moverme en las redes sociales. Igual eso influye. Y soy muy malo para la autopromoción: si tuviera que ganarme la vida con las novelas, no escribiría. Tener un sueldo en otra parte es lo que me da libertad para escribir. Me permite desdramatizar la literatura, convertirla en la actividad lúdica que es hoy para mí, tras unos primeros años en los que me angustiaba más expresar mi manera de ver el mundo a través de ella. Yo ni siquiera me refiero a mí mismo como escritor», asegura.

Pues debería: las 296 páginas de 'No n'estiguis tan segur' te despiertan las ganas de saber más de su mundo -porque ahí hay un mundo-. Aunque te haya dejado con las tripas revueltas.