DÍA DE LA MUJER

Mujeres sin pelos en la lengua

Que hablan de sexo, de igualdad, de maternidad, de sueños. Maxie Wander las escuchó para escribir 'Buenos días, guapa'. Cuarenta años después, su voz sigue atronando

Maxie y Fred Wander

Maxie y Fred Wander / periodico

IMMA MUÑOZ

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Lo recoge Nuria Varela en el libro Cansadas. Una reacción feminista frente a la nueva misoginia, publicado por Ediciones B: "En marzo del 2014, conocíamos el Informe sobre violencia contra las mujeresInforme sobreviolencia contra las mujeres realizado por la Agencia de los derechos fundamentales de la Unión Europea. Los datos, estremecedores. En el último año, 13 millones de mujeres sufrieron violencia física en los 28 estados miembros, 3,7 millones fueron violadas y 9 millones de mujeres fueron víctimas de acoso. A lo largo de su vida, 62 millones de europeas, una de cada tres, ha sufrido violencia física o sexual". En Europa, en nuestra Europa. Hace menos de cinco años. Y en este cómputo no entran los casos de pequeñas violencias cotidianas, lo suficientemente pequeñas y cotidianas como para no reventar las costuras de la mochila que las mujeres cargamos toda la vida, pero tan persistentes que acaban actuando como la gota malaya.

Si estas mujeres pudieran hacer oír su voz, si alguien les pusiera una grabadora delante y las invitara a hablar, y les diera la confianza de abrirse porque las escuchara sin juzgar, como hizo Maxie Wander a mediados de los 70 con 19 mujeres de la República Democrática Alemana, su testimonio no sería muy diferente del de estas. No importa que hayan pasado exactamente 40 años desde la publicación de Buenos días, guapa (el libro en el que quedaron recogidas sus historias); no importan los muros, físicos y mentales, que hayan caído; no importa que del sistema político en el que vivían no queden más que odios y añoranzas y miedos y esperanzas y amenazas: lo que esas mujeres de la RDA le contaron a la reportera austriaca sigue teniendo plena vigencia. 

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Las entrevistas de 'Buenos días, guapa' las tenía que haber hecho, en realidad, el marido de Maxie, el periodista y escritor Fred Wander. Pero él supo que ella le sacaría mucho más partido: se le daba bien escuchar, y, además, tras la muerte de la hija de ambos en un accidente absurdo (cayó en la zanja de unas obras), Maxie se había volcado en el cuidado de los otros dos hijos de la pareja y en su trabajo, así que un reto como aquel podría ayudarla a sobrellevar ese golpe con el que había rozado el KO.

Acertó Fred: las entrevistadas se sinceran con Maxie de un modo que las sorprende hasta a ellas mismas. «Es curioso que te lo confiese a ti», «normalmente no hablo tanto», le dicen antes de contarle lo incontrolable de su apetito sexual (que sería censurado por su entorno) o su incapacidad para alcanzar el orgasmo (censurada asimismo) o lo poco que les gusta su aspecto («Me querría más si tuviera pechos de verdad») o el miedo que les da la maternidad («Ya sé que lo hago todo mal. Ni siquiera sirvo como madre. Y eso es algo que ni siquiera un animal hace mal») o cuánto, sobre todo a las más jóvenes, les gustaría ser hombres («Siempre he sentido que quería ser un chico. Ellos pueden hacer lo que quieran, nadie les suelta el rollo»). Os suena, ¿no?

SIN IDEAS PRECONCEBIDAS

Las entrevistadas, mujeres anónimas de entre 16 y 94 años, hablan sin tapujos porque tienen enfrente a otra mujer que escucha sin ideas preconcebidas. Maxie Wander no pretende demostrar nada: ni lo emancipadas que están las mujeres de la RDA (aunque sorprende oír sus reivindicaciones feministas en un momento en el que en España las mujeres aún tenían que pedir permiso a sus maridos para trabajar, abrir una cuenta en el banco o sacarse el carnet de conducir) ni lo contrario. Ella solo quiere escuchar, y contar. «Cualquier vida me parece suficientemente interesante para ser comunicada a otros», argumenta.  

Sus voces, podéis comprobarlo leyendo el libro de Wander junto con el de Nuria Varela, podrían haber sido grabadas anteayer. Se ha recorrido parte del camino, sí, pero la meta de la igualdad real aún está lejos. Que siga haciendo falta un Día de la Mujer Trabajadora, como el que celebraremos el próximo 8 de marzo, es la prueba.   


OTRAS VOCES GUERRERAS

SVETLANA ALEKSIÉVICH: UN MEGÁFONO PARA LAS MUJERES

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Se declara heredera de Alés Adamóvich, pero al leer a Maxie Wander es inevitable preguntarse si la premio Nobel de Literatura del 2015 conocía la obra que la alemana había publicado seis años antes de la aparición de La guerra no tiene rostro de mujer (1983) --publicado en castellano por Debate y en catalán por Raig Verd-- por el modo en que ambas usan el 'collage' de testimonios para captar y amplificar la verdadera voz de las mujeres.  

FRIDA KAHLO: EL MUNDO POR MONTERA

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Nada pudo frenar sus ansias de vivir: ni la polio que sufrió de niña, ni el accidente que la tuvo un año en cama, ni la imposibilidad de ser madre, ni esa relación ni-contigo-ni-sin-ti con Diego Rivera. Convertida en ejemplo de mujer que reivindica y celebra quién es por encima de todo, su vida se ha contado de mil maneras. Una de las más recientes, la biografía ilustrada, firmada por la dibujante Maria Hesse, que publicó Lumen el pasado otoño. 

GLORIA FUERTES: MUCHO MÁS QUE INOCENCIA

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Seguro que su voz es lo primero que os viene a la mente al pensar en ella. Cazalla que sorbían los niños, y que eclipsó el discurso adulto de una mujer que con su imagen y con su vida rompió moldes. En su centenario varios libros reivindican su cara menos conocida, como Geografía humana y otros poemas, ilustrado por Noemí Villamuza y publicado por Nórdica.  

VIRGINIE DESPENTES: LIBRE HASTA LAS TRANCAS

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En realidad, tal vez la forma más rigurosa de definir la trayectoria de esta novelista y directora francesa, que ha revolucionado el feminismo con su discurso crudo y visceral, sea decir que hace lo que le sale de allí mismo, y que eso no está reñido con obrar con cabeza. Dinamitó esquemas con 'Fóllame' (1988) y ahora anda con la trilogía 'Vernon Subutex', cuyo segundo volumen publicó en enero Random House.   


MÁS LUCHADORAS EN LA ESTANTERÍA 

'DECIDIDES': SIETE MUJERES DE OTRA ÉPOCA

Este libro de Albertí Editor sobre la vida de una fotógrafa (Anaïs Napoleon), una espiritista (Amalia Domingo), una empresaria (Emília Carles), una arpista (Clotilde Cerdà), una pintora (Emília Coranty), una industrial (Tecla Sala) y una pedagoga y activista cultural (Enriqueta Sèculi) que vivieron en Catalunya a caballo de los siglos XIX y XX sin traicionar sus principios y capeando las limitaciones que el sexismo pretendía imponerles se convierte en el mejor ejemplo de tenacidad y empuje para las mujeres actuales. 

MARIANA ALCOFORADO: LA POTENCIA DE UNA PASIÓN PROHIBIDA

Nacida en Beja (Portugal) en 1640, la joven Mariana Alcoforado fue recluida por su familia, como tantas jóvenes de su tiempo, en un convento. Pero los muros que pretendían alejarla del mundo no pudieron contener su amor por un militar francés ni su dolor cuando él la abandonó, expresado en cinco misivas recogidas en el libro 'Cartas de la monja portuguesa' (en castellano, publicado, entre otras, por Acantilado; en catalán, por Ático de los Libros), que sacudieron la moral de su tiempo por su franqueza al abordar esa pasión prohibida. 

BRIDGET CHRISTIE: IRREVERENTE CLARIVIDENCIA

«Una buena dosis de inteligencia y claridad en un mundo cargado de un nivel de tontería insoportable», dice de 'Un libro para ellas' (AnagramaCaitlin Moran, en quien es imposible no pensar ante la obra de la humorista británica Bridget Christie, que a través de vivencias personales, análisis de tópicos, reflexiones sobre el mundo que nos rodea y figuras históricas como las Brönte o las sufragistas retrata y denuncia, entre carcajadas, la situación de la mujer hoy.  

'LAS HUMORISTAS': EL HUMOR NOS HARÁ LIBRES

No solo Bridget Christie y Caitlin Moran han recurrido al humor para hablar de cosas tan serias como el feminismo. Cada día hay más humoristas que utilizan su ingenio en el combate de la desigualdad. Tal vez por ello, las mujeres que hacen reír siguen provocando recelo en los sectores más conservadores: porque el humor empodera. En este libro de Icaria, siete expertas analizan por qué siempre se ha intentado mantener a las mujeres apartadas de la risa, y se desmontan clichés como que no tenemos sentido del humor.