AQUELARRE CRIMINAL

No pasar: escritores cometiendo crímenes

En España hay una veintena larga de festivales de novela negra, la mitad en territorios de habla catalana. A la espera de BCNegra y con Tiana Negra en capilla, tomamos la temperatura a esta fiebre sangrienta

On Barcelona, festivales de novela negra

On Barcelona, festivales de novela negra / periodico

IMMA MUÑOZ

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La pregunta que tal vez os estéis haciendo ahora mismo la formuló ya en noviembre Marc Moreno en el discurso inaugural de Vilassar de Noir, el último festival de novela negra que se ha sumado al aquelarre criminal que vive Catalunya desde hace una década, y del que el editor de Llibres del Delicte es comisario. «Otro festival de novela negra. Últimamente salen de debajo de las piedras, dicen. ¿Hacen falta tantos?», planteó en la apertura. «Tantos» son una veintena larga en todo el Estado, de los que la mitad tranquilamente se celebran en territorios de habla catalana. El más conocido, el BCNegra, que empezará el 26 de enero y se alargará hasta el 4 de febrero. El más inminente, su antesala: el Tiana Negra, que carga el revólver hoy mismo con un homenaje a Andreu Martín y la entrega del premio IV Memorial Agustí Vehí (lo ha ganado Biel Cussó, con la novela 'Vladimir', que publicará la editorial Alrevés) y empezará a disparar mesas redondas, presentaciones, firmas de libros y entrevistas en varios formatos mañana.

«Es posible que estemos viviendo un 'boom' de festivales del género. Así como en los 70 cada pueblo que aspiraba a ser algo en el panorama cultural otorgaba un premio literario, ahora organiza un festival. Le sale un poco más caro, pero la proyección que logra es mayor», responde Sebastià Bennasar, comisario de Tiana Negra, a la pregunta que se formuló Moreno. El que él dirige cumple este año su primer lustro, convertido en ejemplo y «motor» para la mayoría de festivales de pequeño formato catalanes, y con buena parte de los objetivos (que se resumen en dar visibilidad a la novela negra en catalán y toda la industria editorial asociada a ella), contra pronóstico, cumplidos.

«El primer año pensaba que nos pegaríamos un tortazo descomunal. Disponíamos de una sala pequeña del pueblo, porque no sabríamos si vendría alguien, y cuando vi que estaba llena y que había gente que se quedaba fuera, no me lo podía creer. Y al año siguiente, lo mismo. Hasta el tercer año no empecé a asumir que sí, que nos tenían en cuenta», asegura Bennasar.

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Tal vez por cómo había nacido el festival. «Hace seis años, un grupo de editoriales independientes que no podían permitirse tener un puesto en la Setmana del Llibre en Català decidieron montar en paralelo la Setmana Petita del Llibre en Català, con actividades en varias librerías. Eran lecturas, mesas redondas... En una de estas mesas, en la Catalònia, planteé que era una pena que en los festivales la novela negra en catalán quedara relegada a pequeños espacios o a actos en las peores horas. Entre el público estaba la alcaldesa de Tiana, gran aficionada al género, que rápidamente respondió: 'Si quieres montar un festival que rompa con eso, tienes un pueblo a tu disposición'. Y así fue: Tiana Negra, en realidad, es un festival del pueblo y su ayuntamiento, con gran implicación de 'tianencs' como Dolors Sàrries y Jordi Fernando, editores de Meteora. Yo solo soy el director», dice Bennasar.

SANGRE Y VINO

Nacer así podría ser a los festivales lo que es venir al mundo en un taxi a los bebés, pero no es infrecuente en el gremio: de otra mesa redonda, pero esta vez montada por el escritor mallorquín (Bennasar es también autor, y prolífico: bucead en internet y preparaos para no dar crédito a que con solo 40 años haya podido escribir tantísimo, negro y de cualquier otro color, aunque su última novela, 'El imperio de los leones', sí se inscribe en el noir) surgió El Vi fa Sang, otro festival con particularidad. Es rojo y negro. O rojo y rojo: marida la sangre con el vino de la Conca de Barberà, comarca a la que pertenece L'Espluga de Francolí, el pueblo que lo acoge y que ha entrado gracias a él en el mapa de la criminalidad de tinta con acento catalán.

Como LleidaCollbatóSant CugatCubellesVilassarMallorcaMorellaValenciaValderrobres (en el Matarranya)... localidades que nos permitirían enlazar un mes con el siguiente de festival en festival. En muchos de ellos, es pronto para aventurar las plumas a las que los lectores podrán poner cara, pero seguro que en más de uno, y más de dos, veremos a Anna Maria VillalongaNúria CadenesRafael VallbonaRaquel GámezJordi de Manuel y Llort. Todos ellos estarán este fin de semana en Tiana, y este último, autor de la alabada No n'estiguis tan segur, adelanta que estará, además, en BCNegra y El Vi fa Sang. «Y me acaban de invitar a les Borges Blanques, en abril, y es posible que aún caiga alguno más, como València Negra, pero aún no es seguro».

DEMASIADO VOLUNTARISMO

¿Qué le aportan los festivales a los autores? «Visibilidad en formato de proximidad. Para mí, que no estoy en redes sociales y tengo el acceso a los medios que tengo, llegar a la gente. ¿Por lo tanto, ventas? No es lo principal, pero, a largo plazo, sí», explica. Llort responde como escribe, sin miedo a pisar callos, así que vale la pena formularle a él la pregunta inicial: ¿hay demasiados festivales negros en Catalunya?

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«Como autor, creo que empieza a haber demasiados, sí. Pero también se publican demasiados títulos de todos los géneros... Está bien romper el centralismo e ir a llamar a la puerta de los lectores de localidades más pequeñas, pero a menudo inviertes mucho tiempo y dinero (kilómetros, comidas) y solo firmas un par de ejemplares. ¡Económicamente, es una ruina! Las cosas como son: quiero decir que es posible que algunos festivales no duren mucho si no se empiezan a pagar los gastos a los invitados, entre los organizadores y las editoriales. Las primera veces hace mucha ilusión ir, pero cuando llevas unos cuantos... haces balance y te lo replanteas», asegura.

Lo que vendría a ser un recordatorio de que para conseguir según qué no se puede tirar siempre de voluntarismo, por mucho que vaya acompañado de pasión. Porque ese es el otro ingrediente rojo que no falta en ninguno de los certámenes que se organizan en el país, independientemente de su tamaño y filiación: pasión por un género (con frecuencia en sus muchas manifestaciones: en Tiana, en Vilassar, en Valencia, en Palma, hay también cine, cómic, fotografía...), y, más allá, por la lectura, y, aún más allá, por una forma de cultura que sostiene como ninguna con una mano el entretenimiento y con la otra, la crítica social.

5.000 TESIS DOCTORALES... EN EEUU

Una forma de cultura que se ha ganado el favor del público pero sigue teniendo una asignatura pendiente: la universidad. «En Estados Unidos se leen cerca de 5.000 tesis doctorales al año sobre novela negra. Aquí... Está claro que el género sigue sin ser valorado por infinidad de académicos, por puro elitismo», lamenta Bennasar. Con esta constatación, y para poner fin a la intriga, que estamos hablando de 'noir', es pertinente recoger la respuesta de Moreno a su propia pregunta. «¿Hacen falta tantos festivales? Sí, claro que hacen falta». Aunque solo sea para franquear esa última cinta policial.