DEBUT EN BARCELONA

El noruego melancólico

Thomas Dybdahl tiene una voz fascinante y una delicadeza especial para crear melodías

Acústico de Thomas Dybdahl

Acústico de Thomas Dybdahl / periodico

DAVID TORRAS

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"Mi vida, ya te dije que estas cosas nunca duran. Cualquier día de estos empezarás a soñar con el pasado. Cuando la vida era demasiado corta para todo lo que queríamos hacer y las palabras que queríamos decir...". Una voz encantadora canta/recita esta historia de amor y desamor, bajo un título de lo más simple y tantas veces repetido que tiene muy poco de original: 'Love story'.

Puede sonar cursi, evocando a aquella película de lágrimas y más lágrimas, pero su autor no lo es. Un noruego, de 38 años, al que le encanta pasar el tiempo libre pescando con su hijo en la casa que tienen junto a un fiordo.

Thomas Dybdahl actuará el día 5 en Barcelona. Por fin. Será su estreno tras un larga espera para quienes llevan años siguiéndole la pista, desde su primer álbum (2002), encantados por el tono de sus melodías y una voz cautivadora. Ya va por el séptimo disco, 'The great plains', que justo acaba de estrenar y que, para no perder la costumbre, contiene unas cuantas joyas.

Reverenciado como una estrella en su país (figura en las listas de los más vendidos), su anterior trabajo 'What's left is forever',  grabado en EEUU, le abrió una pequeña puerta de ese mercado (una de las canciones apareció en la banda sonora de 'House of Cards') y le valió para ser nominado a los Grammy.

También se dispararon las comparaciones. La etiqueta que le cuelgan más a menudo es imponente: el Nick Drake noruego. Y a su lado, también suele aparecer Tim Buckley. Casi nada. Palabras mayores que rechaza casi avergonzado, fiel a ese aire meláncolico que le acompaña, a la altura de alguien que se considera un "románico empedernido" y que se mueve en un terreno elegantemente poético.

Hay un Dybdahl oscuro y otro luminoso, que quizá aparece ahora con más frecuencia ("El pesimismo estaba sobrevalorado", suele bromear), y que se mueve por todo tipo de rincones, con el folk en primera fila, junto al pop y al jazz más suave, pero sin alejarse de la vocación de cantautor, siempre con la guitarra entre manos. Alguien que compone sobre "aquel instante de tu vida en el que de repente te miras en el espejo y en ti mismo y descubres que ni tan solo reconoces al hombre que se refleja y mira hacia ti".  A él vale la pena descubrirlo.