ANTE EL ESCENARIO

Viva el indie sin hacer el indio

Una cosa es darse un festival y otra pasarse de festivalero

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DAVID TORRAS

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Hace unos años, un presentador americano, Jimmy Kimmel, puso en marcha un experimento. Mandó varias cámaras a uno de los festivales más multitudinarios del mundo, Coachella, un fiestón californiano, perfecto para hacer el indio (así se llama la ciudad), que ha dejado atrás sus primeros tiempos 'hippies' (ahora los hay a patadas disfrazados) para convertirse en el paraíso del postureo, donde se anda más pendiente de los likes en Instagram que de quién está en el escenario.

La cuestión es que fueron por allí preguntando por diferentes grupos. Y, claro, hubo quienes se dejaron ir. "Amazing!" era la expresión más repetida. Sí, todos eran increíbles, tenían mucha energía, discos buenísimos... Pero, oh sorpresa, eran nombres inventados. No existía ninguno. Algunas de las respuestas son para tirarse por los suelos.

Es probable que por aquí más de uno cayera en la trampa. Habrá que probarlo. Detectar a algún indie sospechoso y lanzarle el anzuelo: «Este año por fin vienen los Big Bubbles...». Y a ver si alguien pica y suelta algo así como que "el primer disco es el mejor" o "ya los vi en directo una vez"...

Será difícil. Aunque el postureo se mantiene, la cultura musical y festivalera ha crecido. Cada verano el catálogo para elegir es más amplio y, ni que sea para cuidar el bolsillo, hay que afinar la puntería. No es fácil llegar a todo.

Y precisamente por el sacrificio que a menudo supone darte el gustazo de escuchar en directo a quienes andan a todas horas por tus listas de Spotify, no hay peor incordio que compartirlos con los festivaleros parlanchines. Gente que se pone en las primeras filas haciendo ver que les interesa lo que suena, pero que se pasa el rato de palique, dando la tabarra, como si estuviera en la barra del bar y el concierto fuera el hilo músical. Terrible.

Solo falta que delante tengas a un entusiasta del móvil, de los que se pasan el rato con el teléfono en alto grabando sin parar. Vídeos que ni se ven ni se oyen decentemente. Un testimonio siempre está bien, pero no hace falta emitirlo en 'streaming'.

Que sí, que se llevan mucho los directos de Instagram, pero es mejor tener las manos libres. Así que disfruta del concierto. Canta y sé feliz, que diría Peret. No era indie, pero daba para un festival.