EL MUSEO IMAGINARIO

Marta Muntada nos lleva a una librería para recordar

La jefa de prensa de Edebé es una apasionada de los libros de memorias. En La Memòria tiene donde elegir

Marta Muntada en La Memòria

Marta Muntada en La Memòria / ÁLVARO MONGE

IMMA MUÑOZ

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Dice Marta Muntada que ella no fue una niña lectora, y que si hoy no puede pasar sin leer es porque, ya en la universidad, donde estudiaba Historia, descubrió lo fascinante que es leer memorias. Y que por eso, en un museo que atesorara lo mejor de Barcelona, no podría faltar una librería que se llamara La Memòria. Y como esa librería existe (está en la plaza de la Vila de Gràcia) y la lleva gente que hace las cosas de corazón, nos invita a incluirla.

Sorprende que Marta Muntada, que en los últimos 14 años tanto ha hecho por la difusión de la literatura infantil y juvenil desde el gabinete de prensa del Grupo Edebé (la editorial que otorga los premios mejor dotados de estas dos categorías, que en la última edición ganaron Ricard Ruiz Garzón, con 'La inmortal', en categoría infantil, y Francisco Díaz Valladares, con 'Tras la sombra del brujo', en juvenil), diera esquinazo a los libros entre los que se mueve ahora. Por suerte, destaca ella, siempre se pueden recuperar.

«Los buenos libros infantiles tienen vida para todo el mundo. Los mayores verán una cosa, los niños otra, pero todos le encontrarán algo. ¡Y qué importante es que animemos a nuestros hijos a crear su biblioteca personal!», destaca con la mirada sonriente con que afronta una ocupación que, dice, vive como «un privilegio». «Para mí, trabajar con la cultura lo es. Es respirar».

Un buen lugar para empezar a construir esa biblioteca propia es esta librería, que Xavier Cortès y Mireia Gispert abrieron en noviembre del 2013, y que supone la culminación de un sueño, de un «no me quiero morir sin llevar a cabo este proyecto». Historiador y documentalista, la memoria es el eje vertebrador de un espacio que invita a la lectura, sí, y también a compartirla a través de talleres y otras actividades, que llevan a cabo en un espacio abierto a un pequeño patio donde uno querría que el tiempo se detuviera con un libro -¿por qué no infantil?- en las manos.