LA RECOMENDACIÓN

Los parisinos Groupe Laps maravillan en su primer pase nocturno en la Ciutadella

El espectáculo Keyframes retrotrae a los emocionantes orígenes del cine a finales del XIX

CARLES COLS / BARCELONA

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Groupe Laps exhibió el jueves por la noche su espactáculo Keyframes en la Ciutadella. Una maravilla. Repetirán el viernes, el sábado y el domingo, en la zona de la cascada y, por exigencias del guión, de noche, a partir de las 21 horas, porque es un espectáculo de luces fijas en aparente movimiento que en realidad retrotrae al público, sin que este lo sepa, a la segunda mitad del siglo XIX, cuando fruto de una apuesta puede decirse que nació lo que un día, tiempo después, sería el cine.

Sucedió en 1872 en Estados Unidos. Los aficionados a las carreras de caballos mantenían una discusión sin solución. Había los que sostenían que los caballos, al galope, tenían siempre un pie apoyado en el suelo. Al otro lado de la disputa estaban los que creían que no, que aunque fuera imperceptible, durante un breve instante estaban en el aire. Aquello fue un reto irresistible para Eadweard Muybridge, incipiente apasionado de la fotografía, que le dio vueltas a la idea de fotografiar la secuencia de un caballo al galope. Tuvo fracasos, porque la técnica fotográfica entonces, en especial por los tiempos de obturación y por los materiales que se empleaban para captar la escena, eran demasiado lentos. 

SECUENCIA ICÓNICA

Célebre es el episodio en que le pidió a decenas de vecinos del hipódromo de Sacramento que le prestaran sábanas blancas para que el caballo Occident cabalgara frente a ellas. En la primera tentativa pinchó. Pasaron los años, pero el proyecto no decayó. Lo logró por fin, en una secuencia que desde entonces es icónica, Caballo en movimiento, una sucesión de 24 fotografías, exactamente, ¡por supuesto!, la misma cifra de fotogramas del cine convencional. A eso se le llama cronofotografía, y es, en el fondo, a lo que juega el colectivo Groupe Laps, una macedonia de artistas que reúne, bajo la dirección de Thomas Veyssière, a creadores plásticos, escenógrafos, iluminadores, músicos...

Keyframes es una historia sin palabras. La intermitencia de unas esculturas de luz lo dice todo. Altamente recomendable. Puede que incluso se disfrute doblemente si se recuerda la aventura de Muybridge. Por cierto, el caballo, efectivamente, está a veces con las cuatro pezuñas en el aire.