Ferran Martínez y su edificio preferido, la Torre Agbar

Cuando Ferran Martínez te cita en la Torre Agbar (145 metros) porque es el rincón de Barcelona que guardaría en nuestro Museo Imaginario, el chiste fácil resulta obvio: una' torre' que elige otra torre. Desde sus 2,12 metros de altura, el exjugador del Barça, Joventut y Panathinaikos sonríe resignado: "Sí, quizá tenga algo que ver. Pero sobre todo me gusta por lo que tiene de diseño, de modernidad, de innovación y de belleza. Es un edificio-escultura".

Martínez, convertido ahora en 'business angel' de 'start ups' y asesor de inversores, tiene muy presente la Torre Agbar porque lo ve cada vez que entra en Barcelona por la Gran Via desde Premià de Dalt, donde reside. "Y si el día es claro la puedo divisar desde algunos sitios de Premià", apunta.

NUNCA HA ESTADO EN LO ALTO

Curiosamente, el hombre que tocó el cielo del básquet al ganar siete ligas ACB (cinco con el Barça y dos con la Penya) y una griega (con el Panathinaikos), además de una Copa de Europa con los verdinegros y una Recopa y una Korac con los azulgranas, nunca ha subido a lo más alto de la obra de Jean Nouvel. "Solo he estado en la recepción, pero imagino que las vistas son impresionantes desde arriba. Además me encanta porque la iluminan de noche y, sobre todo, porque está en el 22@, el distrito tecnológico de la ciudad".

La tecnología es un detalle que tuvo en cuenta a la hora de escogerla porque siempre le ha interesado. "Mi pasión es la informática. Abrí mi web en 1995, cuando nadie sabía de qué iba internet", recuerda. Ahora apoya a científicos 'top' que están creando ordenadores cuánticos con los que revolucionar el mundo. Sus apasionadas explicaciones sobre cómo se aísla un fotón no puede tener mejor escenario que este.